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CARTAS AL DIRECTOR

Nuestra España

Tras dos años en otro país de la 'Europa comunitaria', he vuelto a España. Una España que había idealizado en mis años de emigrante 'de lujo'. Una vez de vuelta, me he dado de bruces con la brutal y triste realidad de 'nuestra España': detenciones ilegales de emigrantes en Barcelona; mujeres marroquíes golpeadas por mequetrefes vestidos de policía en Ceuta; la Iglesia invirtiendo millones en Gescartera, y las profesoras de religión despedidas por casarse con 'pecadores'. ¡Bienvenidos al neo-nacionalcatolicismo! Lo más triste es el silencio cómplice de nuestro pueblo. ¿Dónde está la conciencia social de este país?

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 4 de septiembre de 2001