Más de dos mil personas ascendieron por el zigzagueante camino de subida a la Ermita de Sant Vicent Ferrer de Agullent (La Vall d'Albaida) el pasado lunes por la noche para celebrar la Nit de les Fogueretes. En esta romería, una de las pocas valencianas con carácter nocturno, el fuego juega un papel imprescindible. Los más jóvenes recorren el camino rodeado de pinos y cipreses rodando una falla ardiendo, un artilugio que se extrae del esportín, la pieza circular de esparto que se utilizaba tradicionalmente en las almazaras de aceite para prensar las aceitunas.
Este ritual tiene su origen en el año 1600, cuando se le atribuyó a San Vicente Ferrer la curación de la peste en la población. Entonces, quienes se salvaron de esta infernal enfermedad, que hizo estragos en las comarcas centrales, prometieron como muestra de agradecimiento una visita anual al templo que tiene su nombre. Cuatro siglos después esta promesa se mantiene viva en esta población de La Vall d'Albaida.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 4 de septiembre de 2001