Decía Scolari antes del choque que le dieran el empate y se iba a su casa. Pues se quedó sin empate. Un Brasil mojigato y reservón se complicó su futuro de mala manera. No le sirvió el gol a favor, un gol absurdo, cómico y polémico, cuya autoría no se sabe bien a quién hay que otorgársela, que cambió los papeles previos y despejó a Brasil de buena parte de la ansiedad que le acosaba. Cómo si no. Brasil hizo una segunda parte tan lamentable que atrapó una derrota que no admite ni un pero. Encerrado en su defensa y echando mano del patadón. Así actuó ayer Brasil. Decía Scolari antes del choque que le dieran el empate y se iba a su casa. Pues se quedó sin empate. Un Brasil mojigato y reservón se complicó su futuro de mala manera. No le sirvió el gol a favor, un gol absurdo, cómico y polémico, cuya autoría no se sabe bien a quién hay que otorgársela, que cambió los papeles previos y despejó a Brasil de buena parte de la ansiedad que le acosaba. Cómo si no. Brasil hizo una segunda parte tan lamentable que atrapó una derrota que no admite ni un pero. Encerrado en su defensa y echando mano del patadón. Así actuó ayer Brasil.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 6 de septiembre de 2001