El congresista colombiano Jairo Enrique Rojas, vicepresidente de la Comisión de Paz de la Cámara de Representantes, fue asesinado a tiros en la noche del miércoles por dos desconocidos en un garaje del edificio de apartamentos donde residía. Rojas, economista, soltero, de 37 años, quería reactivar la Comisión de Paz que, desde el asesinato de su presidente, Diego Turbay, el pasado 29 de diciembre -crimen atribuido a la guerrilla de las FARC- no había vuelto a reunirse.
"Estoy seguro que a Jairo lo mataron por ser congresista; lo que no sé es de dónde venían las balas", dijo Guillermo Gaviria, presidente de la Cámara de Representantes. El crimen ocurrió alrededor de las once de la noche del miércoles en el garaje del edificio donde vivía el congresista en Bogotá. Hasta allí lo persiguieron dos sicarios. Rojas tumbó la puerta del estacionamiento con su vehículo, pero no logró escapar a la muerte.
Rojas estaba de licencia en su actividad legislativa desde hacía 20 días y, según Gaviria, tenía intención de retirarse del Congreso. Varios de sus compañeros contaron que se sentía amenazado pero que desconocía el origen del acoso.
El congresista quería relanzar la Comisión de Paz y era el abanderado de la comisión de seguimiento a la fumigación de los cultivos ilícitos. Era un convencido del diálogo para conseguir la paz, idea que, según el subsecretario de la Cámara, Alfonso Rodríguez, "le costó la vida". El asesinato se produjo el día en que el Gobierno anunció su intención de prorrogar la zona de distensión donde se negocia con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que en un mes pierde vigencia. "Si no hay zona de distensión, hay guerra", dijo el presidente Andrés Pastrana anticipando su decisión, muy polémica en un país donde muchos piden una salida militar al conflicto.
Contra la negociación
Para Gustavo Petro, congresista independiente, el asesinato de Rojas "puede ser la reacción de la ultraderecha por esta prórroga". Rojas, del Partido Conservador, al que pertenece al Gobierno de Pastrana, estaba muy cercano políticamente de Álvaro Leyva, ex dirigente de ese partido y figura clave en el acercamiento entre Pastrana y las FARC para el inicio del diálogo, hoy asilado en Costa Rica por problemas judiciales. Para el congresista Antonio Navarro, el asesinato de Rojas es obra de los paramilitares y un mensaje claro contra el proceso de paz con las FARC , y contra los congresistas que abordan temas "arriegados", como los diálogos con la guerrilla y la fumigación de cultivos ilícitos.
El cadáver del congresista, el cuarto asesinado en este periodo legislativo, estaba expuesto ayer en el Capitolio nacional. Senadores y representantes pidieron de nuevo al Gobierno garantías para cumplir su labor, ya que se sienten amenazados. Actualmente hay tres congresistas secuestrados por las FARC.
Por otro lado, el miércoles fue asesinado en Medellín (noroeste) el abogado y empresario colombiano Edwin Halaby, primo de la reina Nur de Jordania, informa Efe. Halaby fue tiroteado por un sicario cuando llegó a la clínica en la que está gravemente enferma su esposa, afirmó la Policía.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 7 de septiembre de 2001