El Sevilla llegó a La Romareda y sin hacer demasiado ruido sacó un punto con justicia, ante un rival que se parece cada día más al equipo que vivió un suplicio para mantener la categoría. Sólo mientras estuvo por delante, el Zaragoza mantuvo el tipo, pero el empate le dejó sin argumentos.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 10 de septiembre de 2001