El sufrido público de Barcelona, que evidentemente no es siempre el mismo, lleva unas cuantas semanas sin ver prácticamente nada digno de mención, sumido en un soporífero aburrimiento. Puede ser que por eso ayer decidió vivir de ilusiones y se decidió a aplaudirlo casi todo, aunque pocas cosas hubo que justificasen tal actitud. Y si el gran postre preparado para el día 23, no sale como se espera, el sabor que va a dejar la temporada en la Monumental, va a ser muy amargo.
Arroyo / Bote, Pauloba, Romero
Toros: 4º, 5º y 6º de José Miguel Arroyo, 2º y 3º de Julio de la Puerta y 1º de Diego Puerta, mansos, flojos e inservibles, excepto el 6º. José Luis Bote: división de opiniones; aviso y vuelta al ruedo. Luis de Pauloba: silencio en los dos. Alfonso Romero: silencio y vuelta al ruedo. Plaza Monumental, 9 de septiembre. Un quinto de entrada.
La corrida lidiada en esta ocasión, con tres hierros distintos, fue lo que antes se denominaba limpieza de corrales, o sea, liquidación por fin de temporada. Y, además, para variar, dio muy poco juego, si exceptuamos el que cerró plaza. Y, claro, como hoy en día lo que quiere la mayoría de los diestros es torear (o dar pases, que no es lo mismo) y no lidiar o hacer frente a las dificultades, pues no se vio casi nada.
Veáse al respecto, sucintamente,el juego dado por los astados: primero, admitía un muletazo, pero al siguiente ya manifestaba el sentido que da la edad (hubiese cumplido seis años en diciembre); segundo, manso, esperó en banderillas, flojo, parado y con la cara alta; tercero, muy flojo, se acostó durante la lidia y costó levantarlo; cuarto, mansurrón, suelto, con inequívoca querencia a toriles, acabó parado; quinto, manseó en varas, acabó resservón y midiendo al torero; sexto, hizo una buena pelea en varas, ´y repetió las embestidas, aunque algo violento.
Vuelta injustificada
José Luis Bote sólo apuntó cosas sueltas en su primero, sin acabar de confiarse, y al final, como escuchó algunos aplausos, decidió salir del burladero a recogerlos, por lo que entonces escuchó algunos pitos. Tampoco, a pesar de algún detalle de torería, pudo estar centrado con el cuarto, vendiendo como arrimón el estar muy cerca de un animal que no se movía. Animado por algunos vividores de ilusiones, tuvo el valor de dar una vuelta al ruedo a todas luces injustificada. En Madrid le hubiesen corrido a gorrazos.
Luis de Pauloba, si exceptuamos las excelentes verónicas con que recibió al quinto, tuvo una tarde gris, sin conseguir con la muleta imponerse a las dificultades.
Alfonso Romero venoniqueó con buen estilo a sus dos toros. A su inválido primero, a pesar de las constantes voces de Ángel Teruel desde el callejón, poco pudo hacerle. El sexto fue el garbanzo blanco de la corrida, Romero mostró muy buen corte torero y estuvo decidido, pero por debajo de un toro, al que había que someter, bajar la mano y dominarlo, en una medida que no fue la aplicada por este buen torero murciano.
Y lo dicho, que después del cartel del próximo domingo, que parece la resaca, pero antes del banquete, el día 23, como cierre de la temporada, se anuncia un gran cartel, que si los hados no se tuercen, debería poner un brillante colofón a la temporada, merced a la lidia de seis toros de Joaquín Núñez por tres de las llamadas figuras, poseedoras, sin duda, de un indudable poder de atracción en las taquillas: Finito de Córdoba, José Tomás y El Juli. Si hasta eso falla, ya habrá como para desesperarse. De momento, vivamos de ilusiones.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 10 de septiembre de 2001