El presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, se proclamó ayer a sí mismo vencedor en unos controvertidos comicios plagados de irregularidades, que ayer fueron calificados de "prácticamente irreprochables" por parte de la presidenta de la comisión electoral central, Lidia Yermóshina. Los resultados provisionales de las urnas, facilitados por la comisión electoral central cuando se llevaba contado el 75% de los boletines, indicaban que el 78,40% del electorado había votado a favor de Lukashenko, mientras el 12,54% lo había hecho a favor del sindicalista Vladímir Gonchárik, líder de una coalición crítica con el régimen.
El tercer puesto habría sido para Serguéi Gaidukévich, jefe del Partido Liberal Democrático, con un 2,23% de los votos. La participación electoral fue de más del 82% del electorado compuesto por 7,2 millones de personas con derecho a voto en una población de 10 millones de habitantes.
Gonchárik, los partidos que le apoyan y los observadores independientes, que fueron privados en gran medida del acceso a las urnas, cuestionaron ayer los resultados, que consideran producto de un fraude electoral. Varios miles de personas se manifestaron bajo la lluvia en el centro de Minsk hasta bien entrada la noche. Gonchárik expresó su desacuerdo con los resultados de la jornada ante los manifestantes, que en su mayoría eran jóvenes pertenecientes al grupo Zubr (Bisonte) y las juventudes de la organización nacionista Frente Nacional de Bielorrusia (FNB). Para hoy, estos grupos han convocado una nueva concentración callejera. Sin embargo, la envergadura de la protesta de ayer fue menor de lo esperado por los organizadores.
La supuesta participación electoral y el apoyo popular a Lukashenko desbordó las expectativas de la oposición, que no había esperado unos resultados tan apabullantes. El régimen de Lukashenko demostró así que goza de un amplio dominio de las instituciones, creadas a la medida del presidente, gracias a la constitución de corte autoritario aprobada en 1996. La victoria electoral da a Lukashenko la posibilidad de permanecer en el poder durante cinco años más.
Las irregularidades denunciadas ayer incluyen la existencia de más votos emitidos que de votantes en varios colegios de Minsk, la expulsión de observadores en diferentes lugares del país, y la convocatoria de éstos al Comité de Seguridad del Estado (KGB) para ser amenazados con posibles procesos por perpetrar un golpe de Estado contra el régimen vigente. Previamente a la jornada de ayer, las urnas habían estado disponibles y fuera del control de los observadores durante cinco días, en el transcurso de los cuales votó el 14, 3% de los electores, según los datos facilitados ayer por Yermóshina.
El presidente Lukashenko calificó de "elegante" su supuesta victoria. Antes, tras emitir su voto, el líder de Bielorrusia había acusado de espionaje al jefe de la misión de la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) en Minsk, el alemán Hans-Georg Wieck, y anunció su intención de expulsarlo del país tras las elecciones.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 10 de septiembre de 2001