Los noruegos concurrieron masivamente ayer a las urnas para elegir los 165 miembros del Stortinget (Parlamento), en las elecciones más reñidas que se recuerdan en el país desde la II Guerra Mundial. El Partido Laborista logró arañar una mínima victoria a los conservadores tras el recuento del 91,7% de los votos. Pese a haber perdido más de 10 puntos porcentuales y 22 escaños con respecto a los comicios de 1997, los laboristas seguían esta madrugada en primer lugar con un 21,4% de los votos (43 escaños), y pisándoles los talones se situaban los conservadores, con un 21,3% (38 escaños).
Los conservadores se han convertido así en los vencedores morales de estos comicios, pues aumentan su representación en siete puntos porcentuales, lo que se traduce en 15 escaños más de los que tenían. El Partido Laborista reconoció que, pese a haber ganado los comicios, los resultados les habían sido adversos ya que quizá habían obtenido su peor resultado desde 1909. Sin embargo, el primer ministro saliente, Jens Stoltenberg, ha anunciado que no piensa abandonar la dirección del partido.
El recuento tuvo anoche los perfiles de una película de suspense ya que al cierre de los colegios se aventuraba un empate entre los dos partidos rivales.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 11 de septiembre de 2001