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Sharon desencadena una gran ofensiva contra los palestinos

El Ejército israelí mata a 12 civiles en Jenin

Embarazo y confusión en el mundo árabe. Ayer, mientras el Gobierno de Yasir Arafat trataba de borrar las imágenes de una población festejando en las calles los atentados contra Estados Unidos, Ariel Sharon desataba una gran ofensiva militar contra los palestinos con la excusa de combatir el terrorismo islámico. Los tanques invadieron la ciudad cisjordana de Jenin -30.000 habitantes-, donde murieron 12 personas y se causaron importantes daños.

Una unidad israelí, apoyada por blindados y helicópteros, penetraba en la madrugada de hoy en el sector autónomo palestino de Jericó (Cisjordania), según informaron fuentes de la seguridad palestinas. El Ejército tomó por completo el control de la población.

La ofensiva militar contra Jenín, la más importante lanzada por el Ejército israelí contra los palestinos desde que se iniciara la Intifada hace un año, estuvo a cargo de docenas de carros de combate, artillería e importantes contigentes de infantería que invadieron el corazón de la ciudad y tres poblaciones cercanas -Tamum, Arrabe y Tubas- en represalia por haber servido de cobijo a una decena de kamikazes terroristas, que en estas últimas semanas habían salido de esta región para atacar Israel. [En otra población cisjordana, Alfei Menache, una mujer israelí murió ayer tras un ataque palestino, según fuentes militares, informa France Presse.

Al mediodía, una vez cumplidas todas las misiones de represalia y replegados los tanques y las fuerzas israelíes, los habitantes de Jenín salieron de sus casas para contabilizar los daños y enterrar con sigilo a las primeras víctimas, entre ellas una niña de 12 años.

No hubo como en otras ocasiones disparos al aire ni multitudes agitando banderas ni gritos de venganza. El cortejo lo componían una pocas decenas de personas que optaron por caminar en silencio por unas calles desiertas, donde aún sangraban las heridas de la agresión militar.

La Autoridad Nacional Palestina ha denunciado la operación bélica de Jenín como una prueba clara de que el Gobierno de Ariel Sharon está tratando de rentabilizar y sacar provecho de la consternación provocada en la opinión pública internacional tras los atentados contra Estados Unidos, apuntando con el dedo a los árabes y acusándoles de terrorismo.

La campaña israelí ha contado en las últimas horas con un aliado inesperado: la propia población palestina, que se lanzó a la calle para festejar el atentado. Ayer, mientras los servicios de comunicación del Ejército de Israel trataban de cazar nuevas imágenes de palestinos festejando los atentados, la Autoridad Nacional Palestina daba orden de confiscar todos los vídeos.

La clase política palestina y árabe, consciente de los efectos nocivos de esta propaganda, ha redoblado en sus últimas horas sus comunicados de condena contra los atentados de Estados Unidos y repetían sus ofertas de ayuda a las víctimas. La Organización de la Conferencia Islámica, que representa 57 países musulmanes, ha hablado en términos claros asegurando que los actos terroristas son contrarios al Islam. "El Islam valora la vida humana y considera que el que mata a sola persona es un criminal contra toda la humanidad".

Condena islámica

El jeque Mohamed Sayed Tantaui, imam de Al Azhar, la institución de El Cairo en la que se concentran las universidades y las organizaciones religiosas musulmanas sunitas, condenaba ayer también de manera radical los atentados americanos. "Matar a hombres, mujeres y niños inocentes es un acto horrible y odioso que ninguna religión monoteísta aprueba".

La diputada cristiana palestina Hanana Acharaui se ha sumado también a las condenas, coadyuvando de esta manera el mensaje de repulsa emitido por el propio presidente Yasir Arafat pocas horas después de los atentados: "En nombre del pueblo palestino y de su dirección nos levantamos contra el horrible y masivo acto de terrorismo que consideramos absolutamente inmoral y diabólico", dijo el líder palestino.

En esta campaña de reconducción de imagen ha llegado incluso a participar de manera grotesca el propio gobernador de Nablús, Mahmud Aloul, quien aseguraba que la manifestación de protesta del día anterior en la ciudad festejando los atentados de Estados Unidos había sido tergiversada por la prensa y era en realidad una manifestación en protesta por el asedio israelí de Jenín, en el que el grito más coreado fue "Alá es grande" y no el de "Bin Laden ataca Israel".

Las notas de condena y los desmentidos difícilmente podrán borrar el subconsciente de la mayoría de la población árabe y palestina, que aún temerosos de las represalias se felicitan por el atentado terrorista contra EE UU, para ellos "un castigo por su apoyo a Israel". El único gobernante árabe que no ha presentado sus condolencias a la Casa Blanca ha sido el presidente iraquí Sadam Husein, que aseguró que "EE UU ha recolectado las espinas" de su política.

A pesar de las aparentes distancias, agrandadas en las últimas horas, entre israelíes y palestinos, la diplomacia internacional capitaneada por el emisario europeo Miguel Ángel Moratinos trataba ayer de abrir los canales de diálogo: "Creo que no hay que ser pesimista, a raíz de lo ocurrido en Estados Unidos. El encuentro Simón Peres y Yasir Arafat tendrá lugar. No inmediatamente. Pero se celebrará". Moratinos recalcó ayer, sin embargo, que tras el gran atentado se perfila en el futuro encuentro israelo-palestino una exigencia ineludible, la de eliminar y acabar en este conflicto con los atentados terroristas.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 13 de septiembre de 2001