Teófila Martínez sigue deslizándose por caminos de 'irás y no volverás', enganchada en vena a Javier Arenas y lenguaraz como ella sola. En el fragor de la batalla parlamentaria, la líder del PP andaluz, la señora Martínez, se convierte en una tigresa tensa y con las garras afiladas, dispuesta, si puede, a hincar sus aceradas palabras en la yugular del señor Chaves. La señora Martínez, vestida de rojo y tocada de foulard, no consigue que el señor Chaves entre en la dinámica del insulto y la descalificación democrática. Todo lo más, le aconseja que se desprenda del 'veneno' que, en palabras del presidente andaluz, parece haberle inyectado el otrora hombre fuerte del PP andaluz, Javier Arenas.
No pudo evitar el presidente andaluz reprocharle, sin embargo, las acusaciones que Teófila Martínez vertió sobre su padre, ante la cara de asombro de algún parlamentario popular andaluz. Soy hija de ferroviario y usted hijo de un coronel del Ejército, vino a decir. Chaves, como no podía ser de otra manera, le pidió que se tranquilizase y dejara a los muertos en paz.
La señora Martínez necesita con urgencia una alta dosis de Lexatin 1,5 mg. El alto estado de crispación en el que está inmersa la popular Martínez no es más que el resultado de su permanente frustración porque no consigue acortar la distancia que sigue manteniendo el PSOE andaluz sobre el Partido Popular. Y también porque quiere labrarse por sí sola un lugar al sol sin conseguirlo, sometida a la larga sombra de Javier Arenas.
La señora Martínez está en su papel y no hay que pedirle, porque ya sería demasiado, que cambie su estrategia, como sugieren algunos políticos de su partido, que ven cómo se aleja la posibilidad de que los populares consigan desbancar a los socialistas y a Manuel Chaves. Hoy por hoy, el mejor aliado de los socialistas en las urnas es la señora Martínez y por añadidura su fiel escudero, Antonio Sanz, quien al parecer pretende emular al 'conseguidor' de Gescartera, el notario Luis Ramallo, y también a Rafael Hernando, el ínclito portavoz del Partido Popular que cuando abre la boca, en ocasiones se la tienen que tapar hasta en su propio partido.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 14 de septiembre de 2001