La política de inmigración también ocupó bastantes renglones en los discursos y puso igualmente de relieve las diferentes concepciones. 'Somos una comuniad abierta y nadie nos ganará en solidaridad con los inmigrantes', dijo Zaplana, después de asegurar que el Consell presta especial consideración a su integración social, lo que le permitió añadir que en la Comunidad Valenciana no se han dado 'los problemas de otras zonas de España'. Afirmó que defenderá el 'cumplimiento estricto' de la Ley de Extranjería, 'que trata de asegurar una entrada ordenada de los inmigrantes', y añadió que 'la estrategia para evitar que la emigración se convierta en una nueva fuente de marginación social no es otra que la educación y el empleo'. El presidente anunció la creación del Comisionado del Gobierno para la Inmigración, con rango de subsecretaría, además de la puesta en marcha del Foro de la Inmigración, y aseguró que este curso 'todos los inmigrantes en edad escolar de nuestra comunidad estarán escolarizados gratuitamente'.
Frente a ello, Joaquim Puig acusó a la Generalitat y al Gobierno central de convertir la inmigración 'en un problema creciente, en un caos que genera síntomas de división en nuestra sociedad' y les acusó de falta de sensibilidad. 'La inmigración no es un problema económico ni de orden público, es un problema moral de nuestra sociedad', dijo Puig, que volvió a reclamar un pacto sobre inmigración.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 14 de septiembre de 2001