El lema de la ciudad de Nueva York es 'siempre abierta'. Y aunque algunas cosas están volviendo lentamente a la normalidad, los signos de tranquilidad se mezclan con los de la irregularidad. Los diarios neoyorquinos amanecieron ayer con anuncios de espectáculos y películas por primera vez desde el pasado miércoles. Pero, por ejemplo, la Liga universitaria de béisbol ha sido pospuesta. Todos los colegios por debajo de la calle 14 siguen clausurados, pero los demás están funcionando. 'Creo que lo único que podemos hacer los que no estamos trabajando entre los escombros del World Trade Center es actuar normalmente', decía Edith Tsouri, que, a diferencia de otras madres, había decidido llevar a su hijo al colegio judío que habitualmente frecuenta.
MÁS INFORMACIÓN
"Yo tuve muchas tentaciones de sacar a mi hijo de la escuela, pero luego me dije: 'No voy a ceder al chantaje de los terroristas", prosigue Tsouri al explicar que, el hecho de que el colegio de su hijo sea un centro judío, ha contribuido a aumentar el miedo de los padres y, muchos, no han vuelto a llevar a clase a sus hijos desde los recogieron el martes. La psicosis creada por la sospecha de que los autores de los atentados terroristas hayan sido fundamentalistas islámicos había provocado en Nueva York el cierre de numerosas mezquitas que, a pesar de temer ser blanco de nuevas agresiones, ayer empezaron a abrir sus puertas.
Los bancos locales situados fuera del perímetro de la zona destruida trabajan normalmente, aunque la Bolsa no abre hasta el lunes, el periodo más largo de clausura desde la I Guerra Mundial, cuando cerró durante cuatro meses.
De acuerdo con las autoridades, 150.000 empleos se han perdido entre los escombros de lo que fue el centro financiero del mundo, por lo que las firmas que operaban en el sur de la isla tardarán mucho tiempo en volver a su ritmo habitual de operación. Algunas de ellas, como Cantor Fitzgerald, no han sabido de ninguno de sus cerca de mil empleados que trabajaban en una de las Torres Gemelas.
Chris Courtney, una productora independiente que vive a 10 bloques de las Torres Gemelas, fue evacuada el pasado miércoles al vecino Estado de Nueva Jersey con su hijo de pocos meses. "Nos han dicho que volvemos a casa el lunes, pero, aunque no podemos quedarnos aquí para siempre, no veo cómo. He tratado de ver qué pasa con mi trabajo, pero nadie contesta". Parte de la porción sur de Manhattan continúa sin corriente eléctrica ni líneas telefónicas.
Lo más destacado es que los tres aeropuertos de Nueva York -La Guardia, JFK y Newark- fueron clausurados el jueves por la noche, a las pocas horas de abrir, tras el arresto de varias personas sospechosas de intentar abordar aviones armadas de cuchillos y que más tarde se verificó eran inocentes.
Rodeados de fuertes medidas de seguridad, algunos vuelos comenzaron a salir en la mañana del viernes.
Suspender exposiciones
Entretanto, el famoso Metropolitan Museum of Art ha suspendido algunas exposiciones estos días, pero tiene las puertas abiertas, aunque sin muchos visitantes, más preocupados por tratar de salir de la ciudad. En Times Square, quizás el centro turístico de Nueva York por antonomasia, se observan grupos de turistas, mojados por la lluvia, con cara de desorientados. Los cines y los teatros están abiertos, pero se ven pocas personas.
Otros servicios han recuperado la regularidad. Con excepción del sur de Manhattan, el correo está llegando y la basura está siendo recogida. Asimismo, los autobuses funcionan normalmente, aunque el metro sólo llega hasta la calle 42 para evitar que las vibraciones que produce desestabilicen los edificios ya en peligro de desplome en el centro financiero. Algunos túneles siguen cerrados. Otras funciones públicas, que ahora parecen más accesorias, no han vuelto a su ritmo habitual. Los procesos judiciales, por ejemplo, se han interrumpido por el momento.
Los supermercados, en cambio, parecen bien abastecidos. "Hemos sufrido algunos retrasos en la recepción de mercancía, porque tenemos los almacenes en Nueva Jersey, y hubo al principio cierta urgencia entre nuestros clientes por acopiar artículos de primera necesidad. Pero, si no se cierra la isla de nuevo, no anticipo más problemas", dice el encargado de una sucursal de The Food Emporium, una conocida cadena alimentaria.
El viernes se amplió el acceso a la zona periférica del desastre. El tráfico está recuperando también su habitual furiosa densidad al norte de la isla, aunque se advierte más consideración entre los conductores y el inusual silencio de las bocinas, roto sólo por las sirenas.
Y se anticipaban atascos para por la tarde. "El presidente está en la ciudad", es el equivalente aquí a caos de vehículos, con el consecuente cierre de calles y avenidas. George W. Bush está en Nueva York este viernes y se espera que la seguridad se refuerce aún más si cabe.
El alcalde Rudolph Giuliani; el gobernador del Estado de Nueva York, George Pataki, y el presidente Bush, además de los senadores que representan a Nueva York, Charles Schumer y Hillary Clinton, se han congregado en la capital financiera.
¿Quién está al mando?
Pero ¿quién está al mando de la ciudad de Nueva York? Aunque no se sabe todavía exactamente quién es el responsable de los atentados, a Nueva York no le cabe duda de que Giuliani ha tomado las riendas. El alcalde ha impuesto una multa de 500 dólares a aquellas personas sorprendidas cobrando más de la cuenta por sus productos; ha amenazado con encarcelar a aquellas personas que están atemorizando a la población con llamadas de falsos atentados con bomba y ha dado asistencia a las empresas afectadas. Giuliani hace campaña también exhortando a sus conciudadanos a que "vuelvan a la normalidad", y, dentro de lo que las circunstancias lo permiten, parece que lo está consiguiendo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 15 de septiembre de 2001