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"Esta nación es feroz si la mueven a la furia"

Las principales figuras políticas se dan cita en una misa solemne en Washington

El presidente George Bush, junto a los ex presidentes Bill Clinton, Jimmy Carter y Gerald Ford, y acompañado de su acérrimo rival en las elecciones del año pasado, Al Gore, tomó parte en la misa celebrada ayer en la catedral de Washington para recordar a las víctimas de la tragedia. Al oficio quisieron asistir también otras personalidades, como el presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan.

En la catedral neogótica y multiconfesional -y después de las palabras del imam Muzammil Siddiqi y del rabino Joshua Haberman- el reverendo evangelista Billy Graham, conocido por sus ideas conservadoras, pronunció el sermón principal. En él, llamó a los americanos pertenecientes a cualquier etnia, religión o facciones política a la unidad y pidió ayuda a Dios. "Estamos enfrentándonos a un nuevo tipo de enemigo; ahora nos encontramos envueltos en una nueva forma de guerra y en este momento necesitamos la ayuda del espíritu de Dios", dijo el reverendo Graham.

Desde el púlpito se recordó a las víctimas y hubo signos de emoción por parte de Bush, que tomó la palabra tras el reverendo. El presidente insistió durante la celebración del oficio en la unidad de los americanos y de la comunidad internacional contra el terrorismo. Manifestó que "hay que mantenerse fuertes y rezar" para superar "unas heridas que todavía son demasiado recientes". Bush destacó el coraje de los estadounidenses que en este momento de crisis se han volcado en las tareas de rescate en Nueva York y relató algunas historias de diferentes personas que dieron su vida para salvar a otros.

Por último dijo que "nada puede alejarnos del amor de Dios". "Esta nación es pacífica, pero feroz cuando la mueven a la furia", señaló, y dijo que el enemigo había escogido el momento de los primeros disparos de la guerra, pero que Estados Unidos dictaría cuándo y cómo terminaría ésta, dijo ante una audiencia muy emocionada. La celebración religiosa duró una hora y media, durante la cuál muchos de los asistentes no pudieron contener las lágrimas.

Estados Unidos rindió ayer tributo a las víctimas de los atentados terroristas del martes en Nueva York y en el Pentágono con una jornada de oración y recuerdo en todo el país. Desde las primeras horas de la mañana, todos los oficios religiosos estuvieron dedicados a la memoria de las miles de personas que fallecieron como consecuencia del ataque a las Torres Gemelas.

Desde los más recónditos lugares del país, el estadounidense medio se sumó a la solemne ceremonia de duelo nacional que se celebró en la Catedral de Washington, a la cual faltó el vicepresidente Richard Cheney quien, desde el jueves, se encuentra en Camp David. El servicio secreto lo ha trasladado hasta allí para que las dos principales figuras del Estado no estén en el mismo lugar en estos momentos.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 15 de septiembre de 2001