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'Separar a los retrasados sería llamarles tontos'

A Laura Asorey no le gusta un pelo la idea de que se separe a los mejores alumnos de los que van retrasados. 'Es casi como llamarles tontos a la cara', exclama esta bilbaína de 15 años, que saca 'no muchos sobresalientes, pero bastantes notables'. Para ella lo lógico es lo opuesto a la segregación. 'Si tú vas más adelantado, te vas a donde otro y le ayudas'. Es lo que hacen en su clase de cuarto de secundaria en el instituto público Zurbarán de Bilbao. Explica que quizá se deba a que llevan juntos toda la vida y son pocos. Son una docena, nueve chicas y tres chicos. Tres de ellos repitieron el curso pasado, y otro está repitiendo éste.

'Somos tan pocos porque somos la clase de euskera', dice, aunque en realidad ella estudia en el modelo oficialmente bilingüe, el B. Recibe las clases de lenguaje y de matemáticas en castellano, y el resto, en euskera. En los otros tres grupos, en los que el grueso de las materias es en castellano, son 'diecimuchos... veintialgo' alumnos.

Opina que ésa es la razón por la que hasta ahora nunca haya compartido clase con un inmigrante. Tiene un amigo brasileño, pero fuera de clase. Entre los casi cuatrocientos alumnos del instituto, calcula que los de origen extranjero no llegan a media docena. Explica que sólo 'el típico loco del instituto les trata quizá mal, pero también a otros estudiantes'. Cree que los profesores sí que les ayudan más, 'pero hasta que se adaptan', puntualiza.

Las nuevas tecnologías tampoco han llegado de verdad a su clase. Sí que tiene a su disposición ordenadores 'para hacer trabajos'. El curso pasado dio informática como optativa. 'No nos enseñaron mucho, nos dejaron investigar y, si tenías alguna duda, preguntabas'. Si no recuerda mal, conoció los programas Word y Excel. Aprendió a usar el correo electrónico, aunque no tiene dirección, y hasta entró en algún chat. Pero ya ha perdido el interés: 'Una vez que lo averiguas todo, no tiene gracia'.

Ve a sus profesores motivados. 'Hay alguno aburrido, pero la mayoría parecen animados'.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 17 de septiembre de 2001