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REPORTAJE

Una apuesta por las lenguas extranjeras

La novedad en la educación secundaria francesa son los idiomas. Se anticipa la edad a que comienzan a estudiarse y se refuerzan los medios para impartirlos. En este curso se ha generalizado una lengua distinta de la francesa en CM1, equivalente al cuarto de primaria en España, y para el próximo está previsto extenderlo a los años iniciales de primaria e introducirlo en preescolar, naturalmente dentro de la escuela pública. El objetivo es que, a partir de 2005, todos los niños lleguen a sexto (11 años) con una lengua extranjera ya empezada desde preescolar y otra que comenzarán a estudiar en ese curso.

'Somos militantes de la diversidad lingüística', afirma el ministro de Educación, Jack Lang, consciente de que Francia no puede pretender un papel de locomotora en Europa sin prepararse mucho mejor en ese terreno. La potenciación de lenguas incluye un refuerzo del idioma nacional (el francés) y la extensión de algunas lenguas regionales -corso, bretón, vasco-, si bien de manera harto limitada, si se compara con la situación española.

El mayor desafío es disponer de suficientes profesores, y bien cualificados. No se trata sólo de empezar antes, sino de que las lenguas pasen a ser una de las mayores obligaciones escolares. Un total de 1.800 nativos de otros países, principalmente Gran Bretaña y Alemania, se han incorporado este año a la primaria. El inglés sigue siendo el idioma más solicitado. La política de apoyo a las lenguas extranjeras abre más hueco al español, entre otras razones porque su aprendizaje resulta más fácil que el alemán; pero nada indica que este último pierda la partida.

La reforma de la enseñanza de idiomas es la mayor novedad de la vuelta a las clases en Francia, una empresa que bien puede considerarse como la primera de este país. Poner en marcha una máquina de 12,4 millones de alumnos y casi 900.000 profesores, que se dirige de manera centralizada desde París, es uno de los desafíos tradicionales de Francia.

El curso ha empezado con suavidad, sin apenas síntomas de la tan temida violencia escolar. Pero el múltiple atentado cometido en Estados Unidos ha provocado una oleada de emoción entre el alumnado y un motivo más de alerta para el sistema educativo. La paralización general de actividades que se produjo a mediodía del viernes pasado, en señal de duelo por las víctimas de los atentados, transformó muchas clases en escenario de debates sobre las consecuencias del ataque, el temor a la confusión entre terroristas islámicos y musulmanes, y la posibilidad de que el mundo se encamine hacia otra gran guerra.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 17 de septiembre de 2001