El dietario de Pilar Giménez-Reyna no sólo revela las divisiones en el seno de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) sobre Gescartera (una parte desea actuar de forma más estricta con la empresa de Antonio Camacho, y la otra ayuda a que esto no suceda), sino que deja claro que el entonces presidente del organismo regulador, Juan Fernández-Armesto, mantiene sus reticencias hasta el final. Así lo sugiere una anotación en el diario de Pilar Giménez-Reyna que hace referencia a Antonio Botella.
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Botella fue el funcionario de la Comisión Nacional del Mercado de Valores que aceptó en noviembre de 1999 documentos bancarios falsos de La Caixa para tapar el agujero de más de 4.000 millones de pesetas que tenía Gescartera, y que luego comenzaría a acelerarse hasta convertirse en los más de 18.000 millones de pesetas que faltan en la actualidad.
En el dietario de Pilar Giménez-Reyna aparece una anotación del 12 de noviembre de aquel año especialmente reveladora: "Viene A. [Antonio] Botella. OK. exceptuando al presidente [Juan Fernández Armesto], que dice: insistir...".
Para cuando sucedió aquella visita de Botella a Gescartera, en noviembre de 1999, el dueño de la agencia, Antonio Camacho, ya había sorteado los momentos más apurados, en los que su chiringuito financiero estuvo al borde de ser intervenido por la Comisión Nacional del Mercado de Valores, en marzo y abril de ese año. Posteriormente, cuando el Gobierno nombra presidenta de la CNMV a Pilar Valiente, en noviembre de 2000, ésta eleva a Botella a director general de Supervisión, el cargo que había ocupado David Vives. Éste había defendido una línea de actuación más estricta con Gescartera, sin lograr el apoyo de la cúpula de la CNMV en 1999.
Camacho consiguió salvar a Gescartera en abril de aquel año, después de que el director de Supervisión de la CNMV, David Vives, les hubiera amenazado con la intervención tras descubrir que falsificaban documentos. Sin embargo, el consejo de la CNMV, presidido por Juan Fernández-Armesto, rechazó intervenir Gescartera porque la entonces consejera Pilar Valiente, con el apoyo de otros vocales, argumentó que no había pruebas de que faltase dinero.
Poco después, Vives abandonó el caso, que pasó a Antonio Botella, en aquel momento jefe de la unidad de vigilancia de mercados. La inspección de Gescartera se prolongó durante varios meses, hasta concluir en julio de 2000 con una sanción económica a la empresa de siete millones, a su dueño Antonio Camacho, de dos, y al apoderado, José María Ruiz de la Serna, de un millón. Camachó reconoció en su primera declaración ante el juez su "relación de amistad" con Botella.
Fue Botella el que, cuando visitó Gescartera en noviembre, informó a Pilar Giménez-Reyna, según su propio diario, de que todo estaba en orden -"OK."- a excepción de las reticencias del presidente, Fernández-Armesto -"Que dice: insistir"-. Botella jugó un papel muy importante en la salvación de Gescartera tras el riguroso trabajo que había realizado Vives en los primeros meses de 1999. Tras descubrir todos los trucos de Camacho, Vives redactó un duro informe que el Consejo de la CNMV estudió en una reunión el 16 de abril de ese año. Ahí se decidió no intervenir Gescartera, y a cambio, "reforzar" la vigilancia sobre la sociedad.
Pese a esa vigilancia, Botella, quien tomó el relevo del caso de manos de Vives, cambió totalmente el ritmo de la investigación, que se alargó año y medio, en contraste con los apenas tres meses que empleó Vives en descubrir las trampas de Camacho. Bajo la dirección de Botella, la tesis oficial comenzó a alejarse cada vez más de la que había sostenido Vives. En medio de este proceso, en noviembre de 1999, se produce la entrega por parte de Camacho de los documentos bancarios falsos de La Caixa para tapar el agujero de 4.000 millones de pesetas, y que el equipo de inspectores que dirige Botella da por buenos.
El dietario de la presidenta de Gescartera descubre otras implicaciones políticas en el escándalo financiero. Son las que siguen:
- Las relaciones con la ONCE. Una hoja suelta dentro del diario demuestra las estrechas relaciones entre el entonces vicepresidente primero ejecutivo de la ONCE, Rafael de Lorenzo y Pilar Giménez-Reyna. "Querida Pilar: Te envío los fondos de inversión de mi madre, por si se puede hacer algo, muchas gracias por ser tan buena amiga y te deseamos lo mejor para ti y los tuyos. Besos".
Rafael de Lorenzo tuvo que dimitir de su cargo tras la investigación interna abierta por la ONCE, que concluyó que el vicepresidente de la organización y el director general de la Fundación ONCE, José Manuel Pichel, ocultaron al consejo el grado de implicación que tenía la institución en Gescartera.
La Fundación ONCE invirtió casi 1.000 millones, de los que no ha podido recuperar 540 millones, y aceptó la donación del 10% de las acciones de la agencia de valores para entrar en su accionariado.
- Comidas con el secretario de Estado de Hacienda. Además de los almuerzos entre la cúpula de Gescartera y la actual presidenta de la CNMV, Pilar Valiente, el dietario de Pilar Giménez-Reyna descubre otras comidas con cargos públicos. Por ejemplo, el 1 de noviembre de 2000 aparece la siguiente anotación en el diario: "Cena de A. C. [Antonio Camacho, dueño de Gescartera] con E. G. R. [Enrique Giménez-Reyna, entonces secretario de Estado de Hacienda], en casa".
Durante aquella época es cuando Gescartera está embarcada en el proceso de conversión en agencia de valores. Tras recibir la autorización del Ministerio de Economía, en septiembre de aquel año, tiene que cumplir una serie de requisitos para su inscripción definitiva en la Comisión Nacional del Mercado de Valores. Giménez-Reyna era un viejo conocido de Gescartera, no solo porque su hermana trabajaba allí sino porque entre 1995 y 1996 fue asesor jurídica de esta sociedad de cartera.
A partir de aquella fecha también se dan los almuerzos que reúnen (en un restaurante de Madrid y en la propia sede de la CNMV) a Antonio Camacho con Pilar Valiente, ya nombrada presidenta del organismo regulador por el Gobierno, y con Enrique Giménez-Reyna, entonces secretario de Estado de Hacienda.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 18 de septiembre de 2001