Las sospechas de una masiva conspiración terrorista con planes alternativos de ataque en Estados Unidos llevaron ayer al Gobierno de Washington a expandir la investigación sobre los atentados y a urgir al Congreso a que otorgue poderes especiales a los servicios de espionaje y policiales. 'Sabemos que hay cómplices de los terroristas que están todavía en nuestro suelo y necesitamos nuevas herramientas para combatirlos', dijo el secretario de Justicia, John Ashcroft. Ashcroft también anunció restricciones migratorias y nuevas leyes para facilitar y acelerar el encausamiento de los sospechosos. En concreto, dijo que ha solicitado al Congreso la anulación del 'estatuto de limitaciones' (eliminar los plazos de expiración de delitos) para procesar a terroristas. Simultáneamente, Ashcroft ha reforzado la vigilancia con 300 sheriffs.
Por su parte, el director del FBI, Robert Muller, señaló que han recibido 47.000 pistas; hay 49 personas detenidas, cuatro de ellas bajo su custodia, y 'varias' órdenes de arresto, cuyos detalles no quiso especificar. Muller hizo asimismo un llamamiento para reclutar nuevos agentes del FBI que hablen árabe y farsi, y enfatizó que 'deben ser ciudadanos norteamericanos'.
Los investigadores seguían ayer recomponiendo las piezas conocidas del compló y buscando nuevos sospechosos o pistas en Florida, Nueva Jersey, Tejas, Arizona, California y Oklahoma.
Los vínculos más directos que el FBI ha encontrado con los 19 suicidas y con la red de Bin Laden en EE UU son a través de Zacharia Moussaoui, un militante musulmán francés arrestado en Boston antes de los atentados, que ha viajado frecuentemente a Afganistán. Y también Ayub Alí Khan y Mohammed Jaweed Azmath, detenidos cuando se dirigían en tren a San Antonio (Tejas) con 5.000 dólares en efectivo y cuchillos como los de los secuestradores.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 18 de septiembre de 2001