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OPINIÓN DEL LECTOR

Gran Bretaña, musulmana

En un programa informativo de la cadena catalana, el domingo por la noche pude oír cómo un dirigente islámico -a pleno pulmón, en el centro de la plaza de Trafalgar de Londres- proclamaba la necesidad de crear un mundo musulmán. Dentro de su fervoroso discurso, señaló en concreto que Gran Bretaña también sería musulmana.

Aunque algo así resulta impensable, sí nos está indicando el carácter expansionista del islam, una religión que predomina en algunos países y que en otros, aunque no gobierna, está enraizada en su población e influye en las formas de vida.Europa, enmarcada en el llamado modelo occidental, cuya principal característica es su sistema democrático de igualdad y libertades, con una población, continuamente creciente, de varios millones de musulmanes, necesita mano de obra para crear riqueza y aguantar los sistemas de pensiones en un futuro próximo.

Siento un gran respeto por los musulmanes, pero ante las palabras de aquel dirigente islámico, de forma inevitable, me pregunté: ¿qué ocurriría si la población musulmana llegase a un nivel de tal densidad que influyese en nuestros derechos y formas de vida? La respuesta fue inmediata: prefiero ser pobre, pero libre.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 19 de septiembre de 2001