El presidente de la Comunidad, Alberto Ruiz-Gallardón, preparó ayer el debate sobre el estado de la región, que empieza hoy, con una cómoda reunión con empresarios catalanes y madrileños. Ruiz-Gallardón hizo recuento de los logros económicos de su Gobierno e invitó a los empresarios catalanes a superar 'viejas rivalidades históricas' y apostar por una nueva era, la de la globalización, en la que 'el crecimiento de Madrid es bueno para Cataluña, y al revés'. Este beneficio mutuo hará deseable, según Ruiz-Gallardón, que ambas comunidades compartan la capitalidad económica de España.
Un intercambio fluido entre Cataluña y Madrid en los campos que liderarán la economía del futuro -las nuevas tecnologías y la investigación y el desarrollo- es el gran reto que tienen ante sí ambas regiones, dijo Ruiz-Gallardón en la conferencia que ofreció ante 200 empresarios catalanes y madrileños con el título La fuerza económica de Madrid.
Pese a que el conseller en cap del Gobierno catalán, Artur Mas, que introdujo al conferenciante, pidió al presidente madrileño modestia en su exposición ['no se trata de presumir de nada, sino de explicar lo que somos', dijo], Ruiz-Gallardón basó su intervención en subrayar los logros económicos alcanzados por Madrid bajo el mandato del PP hasta convertirla en la 'primera región industrial de España' a partir de un 'modelo propio de desarrollo'. Y no dejó de recordar las conquistas en dos campos en los que Barcelona tan sólo ha cosechado demoras: la extensión del metro y el despegue del recinto ferial del Ifema.
Aunque evitó comparar el nivel de desarrollo económico de ambas regiones -enumeró las boyantes cifras de Madrid, pero silenció las de Cataluña-, el presidente regional destacó la inferioridad en la que, según él, se encontraba su comunidad autónoma al inicio de esta andadura: inexistencia de una sociedad civil, una ciudad tutelada por las Cortes y con un exceso de burocracia, una prácticamente nula participación en la revolución industrial y sin ninguna tradición autonomista.
Si éste era el precario origen, exitosa ha sido la meta. Madrid, según Ruiz-Gallardón, ha sabido aprovechar la realidad autonómica del Estado hasta el punto de que, 'paradójicamente', esta 'dispersión política' ha provocado una concentración económica y empresarial en Madrid, pese a los 'discursos míticos' que vinculaban ambos poderes. En este despegue, Madrid también ha 'aprendido de Cataluña', sobre todo en saber implicar a la sociedad civil en los grandes proyectos. Ruiz-Gallardón puso el ejemplo del Teatro Real, impulsado por la Corte y que ahora, en su último presupuesto, tiene un 51% de fondos de origen privado.
Situados en este punto, Ruiz-Gallardón apostó por superar la secular rivalidad entre Cataluña y Madrid -que Mas calificó de 'lógica'- e iniciar un nuevo periodo de colaboración. 'Es inútil pretender crear una isla de riqueza. Cataluña y Madrid están mucho más cerca de lo que podemos imaginar', insistió. El presidente madrileño buscó la complicidad de Mas, y se apresuró a destacar que ambos pertenecen a la misma generación.
Nuevas tecnologías
Esta asociación económica entre ambas regiones debería materializarse, en primer lugar, en una apuesta por las nuevas tecnologías y en impulsar las actividades de I+D en las pequeñas y medianas empresas. Catalula y Madrid, recordó el presidente, son las autonomías que más han invertido en esta materia.
A pesar de sus invitaciones a la cooperación ['en este proyecto de modernidad de Madrid, Cataluña no aparece como un competidor, sino más bien como un aliado'], Ruiz-Gallardón no ocultó sus críticas al permanente discurso reivindicativo de los nacionalistas catalanes, en alusión al nuevo sistema de financiación autonómica y a la insistencia de CiU de que se publiquen las balanzas fiscales entre comunidades autónomas. 'A mí no me gusta hablar de balanzas fiscales. Pero lo cierto es que la nuestra habla a las claras de nuestra solidaridad', afirmó. El presidente madrileño subrayó además que el modelo de financiación permite 'un crecimiento vinculado al PIB y a la actividad económica, y no a una tensión negociadora con la Administración del Estado'.
En el acto de ayer, organizado por la Asociación para el Progreso de la Dirección, Ruiz-Gallardón estuvo arropado por diversos empresarios de Madrid, entre ellos su presidente, Fernando Fernández-Tapias.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 19 de septiembre de 2001