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Reportaje:Mundial sub 17 | FÚTBOL

De excursión por Trinidad

El equipo español al fin encuentra un alojamiento digno después de cambiar dos veces de hotel

La selección española, con su delegación correspondiente, no para de moverse por la isla. Pero no es por afán viajero, sino por obligación de cambiar de hotel inadecuado en hotel inadecuado. Por fin, el pasado martes a la noche encontraron un acomodo apropiado para un equipo de fútbol. El mismo en el que desde el comienzo de la competición aloja a Brasil, Costa Rica, Omán y Croacia. Un lujoso establecimiento en el centro de la capital de Trinidad, Puerto España.

"No estamos tristes sólo por la derrota con Burkina Faso", comentó uno de los jugadores

El primer hotel tenía incovenientes: la comida, una tremenda humedad que hacía chorrear agua por las paredes de las habitaciones, su apariencia de hospital de beneficencia...Pero el segundo era "aún peor", como confiesa uno de los miembros de la delegación entre dientes. Y es que a la delegación española no le gusta conversar sobre su mala suerte en cuestión hotelera. Tanto es así que otro de los miembros de ella asegura: "Me juego el puesto si hablo del hotel". El segundo alojamiento era un rectángulo verde de ventanas estrechas situado en un suburbio de las afueras de Puerto España al que se accede por una carretera flanqueada de puestos de fruta. El comedor de este segundo hotel presentaba un charco en el centro del suelo y la entrada es una estrecha garita. Las zonas de esparcimiento se limitaban a una televisión del tamaño de las que suele haber en las habitaciones y un sofá. El resto era un lóbrego sótano oscuro y vacío. Sin embargo, a pesar de su modestia, parecía un búnker con una angosta entrada vigilada por una policía local con órdenes de no dejar pasar a nadie. "Pasa si puedes", comentó el jefe de la delegación a la prensa, después de hacer algún comentario irónico.

A los chavales no les gustó el primer alojamiento, en la selvática península de Chaguaramas, pero menos aún el segundo, en el bullicioso poblado de Curepe. Los comentarios sobre los hoteles y la estancia en general son negativos por parte de los muchachos, que el pasado martes, día de descanso del torneo, no pudieron ir a una de las playas más populares de la zona, Maracas Beach, algo que sí hicieron otros equipos- por la calidad de la comida. En vez de visitar la playa se desplazaron en varios coches hasta una pizzería muy popular en la isla (hay una, al menos, en cada población. Las caras eran largas, seguramente por la derrota.

El descontento de los jugadores con los alojamientos llevó a uno de ellos a exagerar el tamaño de un pequeño lagarto rosa que hallaron en las habitaciones: "medía medio metro", dijo, mientras sus compañeros le desmentían y el se defendía diciendo que así la gente sabría la calidad del hotel, porque "el periodista lo escribirá". Los chavales, que ya llegaron a la isla sin excesivo entusiasmo, cada día están más incómodos. "No estamos tristes sólo por la derrota", comentaba uno de ellos el martes.

A la tercera va la vencida, y el nuevo hotel de la selección, dirigido por un ecuatoriano y uno de los mejores alojamientos de la isla, parece que será el fin de la peregrinación hotelera de la selección. En vísperas del crucial partido contra Argentina, al menos, y aunque sólo con 24 horas por delante, la selección se podrá centrar en el fútbol.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 20 de septiembre de 2001