En unas recientes declaraciones, el señor Rajoy dice textualmente: 'La corrupción no es hoy un problema'.
Los ciudadanos españoles, sin duda con mejor memoria, nos encontramos hoy con los casos Gescartera (estafa y blanqueo de dinero, por fallos en los órganos de control estatales); caso Piqué (desaparición de miles de millones en la venta de Ertoil); caso Matas (cosecha de votos para las Baleares), y el reciente caso Raúl Navarro (falsificación de permisos de residencia a extrajeros).
Otra, por citar algunos: caso del lino (cobro fraudulento de subvenciones); casos Naseiro, Burgos y Zamora (financiación irregular), y un largo etcétera, que, con lo citado, que es mucho, indica que la corrupción sigue latente.
Por lo que supone de antidemocrático, lo que más indigna a los ciudadanos es la fraudulencia en la consecución de votos en las elecciones, corrupción que se inició con la falsificación de la firma del notario don Alberto Marcial Ballarín; continuó con los votos de los fallecidos (emigrantes que han perdido su derecho al voto), y la ya referida cosecha de votos para las Baleares.
¿Le parece poco, señor Rajoy?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 20 de septiembre de 2001