Sólo unas pocas personas, las que tienen el poder y la capacidad de seguir siendo los señores de la guerra, saben el futuro que nos puede atenazar después de guardar en la retina y en el corazón la masacre suicida en los Estados Unidos. Como este futuro se escapa de nosotros, ciudadanos atónitos ante los acontecimientos acaecidos, mejor es mirar en nuestro entorno por si hay algo más positivo que llevarse al coleto, como, por ejemplo, el desbloqueo de traspasos a la comunidad andaluza tras cinco años de peleas y enfrentamientos y la aceptación del modelo de financiación por los dos partidos mayoritarios. Dos excelentes noticias que, de haberse producido en otros momentos, hubieran merecido un tratamiento informativo más destacado.
Estos acuerdos, a falta de rematar algunos flecos en futuras reuniones, pueden desbloquear, por un lado, históricas peticiones de la Junta al Gobierno central como es la gestión de las cuencas hidrográficas y las políticas activas del Inem y, por otro, que Andalucía, en los próximos cinco años, reciba un billón de pesetas adicional con el nuevo modelo de financiación.
De un plumazo, después de los ríos de tinta vertidos, los insultos y enfrentamientos, de acusaciones entre el Gobierno central y la Junta, se consigue sellar la pipa de la paz en dos temas de vital importancia para nuestro presente y futuro. El Gobierno andaluz, a la vista de su posición favorable a los acuerdos negociados, no tendrá motivo alguno para mirar hacia atrás. Y tampoco debe hacerlo el Partido Popular, una vez que el Gobierno central ha dado por buenas, si no todas, al menos las más importantes reivindicaciones que desde Andalucía se le han hecho.
Por contra y al hilo de lo que pasa en la política nacional, con las señales de alerta encendidas por vascos y catalanes, sobrevuela el miedo a que se entre en una etapa en la que se puedan recortar las competencias, Manuel Chaves le ha dicho a su grupo que si las dos leyes van a suponer un parón, no está dispuesto a que ello suceda. En otras palabras, quiere juego limpio. Y eso, con lo que está cayendo, en principio parece problemático.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 21 de septiembre de 2001