El párroco francés Gerard Mercury, de 51 años, ha sido condenado en Burdeos a cuatro años de cárcel por abusar sexualmente de ocho menores durante sus actividades parroquiales. El caso de Mercury ha desatado numerosas críticas contra la Iglesia católica en Francia, ya que en 1991 este religioso ya había sido condenado por sus actos pederastas. Pese a ello se le asignó un puesto en la parroquia bordelesa de Pessac, donde mantenía contacto regular con niños. De hecho, en su nuevo destino, Mercury se ganó la confianza de numerosos padres que, desconocedores de su pasado, no temieron dejarle cuidar a sus hijos.
La sentencia sostiene que, una vez en su casa, el cura exhibía vídeos pornográficos a los menores y les sometía a tocamientos. Hace dos años un niño describió estas prácticas a sus padres, quienes presentaron una denuncia contra el religioso. La investigación ha permitido establecer que otros seis niños y una niña fueron sus víctimas. Junto a la pena de cárcel, los jueces bordeleses prohíben de por vida a Mercury tener actividades relacionadas con niños. También le obligan a someterse a control médico durante los 10 años posteriores a su liberación.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 22 de septiembre de 2001