Palermo apareció a última hora para salvar al Villarreal, que logró una victoria merecida. Entre resbalones y chapoteos, el Villarreal puso el juego ante una timorata y defensiva Real, que pareció conformarse desde el principio con el empate, algo que estuvo a punto de conseguir. El partido se convirtió en un monólogo del Villarreal, que acabó imponiendo su superioridad merced al oportunismo de Palermo.
El Villarreal, que aúna toque y sacrificio, tuvo más juego y ocasiones que la Real Sociedad, que pasó la primera parte agazapada en su campo. Galca y Víctor firmaron las ocasiones más claras del Villarreal, frustradas por Alberto, atento y rápido a los remates del rival. La Real acusó las bajas de algunos de sus mejores jugadores, como Jankauskas, De Pedro o Xabi Alonso. Sin recursos, la Real fue a rebufo del Villarreal, que tras el descanso buscó la victoria con ahínco. Hasta que Palermo apareció para hacer justicia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 23 de septiembre de 2001