Llevaban cuatro años esperando un examen. Y cuando, por fin, éste se lleva a cabo, por un par de minutos lo anulan. El Insalud suspendió ayer por las protestas de los aspirantes la última prueba de una oposición para auxiliares administrativos a la que, en Madrid, se presentaban 1.800 personas. El examen comenzó en dos clases con una diferencia de dos minutos, una disparidad muy importante porque la prueba era de mecanografía, sólo duraba siete minutos y terminaba en ambas aulas al mismo tiempo.
El presidente del tribunal, Juan José Gil Torner, explicó ayer los 'graves problemas' que arrastra esta oposición desde hace años. Fue convocada en 1997 y a ella se presentaron 60.000 personas para cubrir 2.380 plazas. Pero no fue hasta junio de 1999 cuando se llevó a cabo la primera prueba en diversos puntos de España, y a ella acudieron 25.000 aspirantes. Varias academias gallegas recurrieron el examen y el Tribunal Superior de Galicia anuló temporalmente la prueba. Con posterioridad, otro tribunal levantó la suspensión y la oposición pudo seguir adelante.
De los 7.900 que aprobaron aquel primer examen en 1999, 1.800 decidieron examinarse en Madrid. Por ello, y llegados desde diversos puntos de España, estas personas acudieron ayer a la Escuela de Informática (en la carretera de Valencia) para afrontar la última prueba: la de mecanografía.
Pero algo funcionó mal. Uno de los opositores lo relató así: 'Nos dividieron en tres turnos. El primero, de unas 600 personas, se examinaba a las nueve de la mañana y ocupó dos grandes aulas contiguas, aunque una estaba algo más alta que la otra'.
'El más completo caos'
Según este relato, a lo largo de las clases había altavoces, pero los del aula más baja funcionaban mal. 'Por eso, la mitad de los opositores no oyó bien las explicaciones de los controladores. Los de delante empezaron a escribir, mientras que los de atrás esperaban que les dijeran cuándo debían comenzar. Al cabo de unos minutos, y en el más completo caos', continuó este opositor, 'unos habían comenzado, otros no y otros lo hicieron con retraso. Pero, sin tener en cuenta estos hechos, el tribunal dio por acaba la prueba al mismo tiempo. Se montó el lío'.
Gil Torner reconoce que, acabada la prueba, un grupo de 'unas veinte personas' se negó a abandonar el aula, lo que impidió que los siguientes opositores se pudieran examinar. 'Fueron pequeños incidentes, pero influyeron muy negativamente, porque la gente no se podía examinar', apuntó el presidente.
Los afectados no tienen la misma percepción de lo ocurrido. Uno de ellos aseguró que 'la gente estaba perdida'. 'Allí nadie explicaba nada. Algunos se subieron en las mesas, daban voces y exigían que la prueba se volviese a repetir porque habían venido de Galicia para realizar el examen. Otros, en cambio, pedían que el examen no se volviese a hacer, porque les había salido muy bien. A la una menos cuarto, y casi después de cuatro horas de espera, por los altovoces dijeron que la prueba quedaba suspendida. Fue bochornoso', recordó.
El tribunal decidirá en breve si se aceptan algunos de los ejercicios, aunque su presidente avanzó ayer que la prueba se repetirá en dos semanas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 24 de septiembre de 2001