Las lecturas dramatizadas son una buena manera de conocer una obra y a su autor antes de que ninguna compañía se decida a la inversión de tiempo y de dinero que representa su puesta en escena. La iniciativa de la Casa de Galicia no es la primera de la oferta de ocio y cultura de la capital. Tradicionales son ya los ciclos organizados por la Sociedad General de Autores que se celebran en el Círculo de Bellas Artes y que este año cumplieron su sexta edición. En este caso, todas las lecturas traen a colación textos inéditos de autores españoles vivos. En enero pasado, sus organizadores cifraron en un 60% el porcentaje de las obras estrenadas de esta forma que finalmente se han podido ver en un escenario con toda la parafernalia de escenografía, música y actores con vestuario, eso sí, sin el libreto delante.
En el ciclo de lecturas dramatizadas de la SGAE en el Círculo se pudo disfrutar, en su pasada edición, de obras de Adolfo Marsillach, Paloma Pedrero o Ernesto Caballero, entre otros autores de prestigio, más un postre final de tres debutantes, recién salidos del horno de la Real Escuela de Arte Dramático.
La sala Cuarta Pared y el Institituto Francés se apuntaron en enero pasado a estos ciclos. Ocho jóvenes autores franceses estrenaron en el teatro alternativo sus obras, traducidas al castellano, en una primera iniciativa de cooperación entre el Instituto y esta sala, que sus responsables aseguraron que continuará el próximo año.
La Casa de América también programa de forma habitual lecturas dramatizadas, generalmente de autores hispanoamericanos actuales, dentro de la filosofía de esta institución, que busca hermanar las dos orillas culturales del Atlántico.
Un paso adelante supuso, el año pasado en Aranjuez, la iniciativa Kalidoscope, que por primera vez presentó 'lecturas escenificadas': los actores leen la obra, pero van caracterizados de sus personajes y el montaje ya se presenta con su fondo musical.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 26 de septiembre de 2001