La escasa vitalidad de los ingresos del Estado hasta agosto ha disparado el déficit de caja un 36% en relación a los ocho primeros meses de 2000, según informó ayer Hacienda. El recorte del 4% de las inversiones del Estado, o el ligero aumento del 3,1% si se tienen en cuenta las transferencias que se destinan a otras administraciones, no han conseguido mejorar el saldo de ingresos y gastos.
En contabilidad nacional, la diferencia entre derechos y obligaciones se ha elevado hasta el 0,57% del PIB, y se ha situado en 3.699 millones de euros (615.400 millones de pesetas). Ése es el objetivo oficial del año tras la revisión al alza.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 28 de septiembre de 2001