Un vecino de Karabuk, localidad situada en el norte de Turquía, que no ha podido inscribir a su hija en la Universidad por problemas monetarios, le ha pedido perdón a través de un anuncio publicado en un periódico local, según informaba ayer la agencia Anatolie. 'Me siento muy avergonzado. La situación económica del país y mía me impiden enviar a mi hija a la Universidad. El hecho de no poder cumplir con mis responsabilidades paternas me entristece profundamente', asegura Kamil Demir, un obrero siderúrgico de 42 años. El apenado padre condena en el reclamo publicitario 'a los que han provocado tal desastre económico en Turquía'. Por su parte, la hija de Demir, Irem, de 19 años, ha confesado que le duele tanto la situación de su padre como el hecho de no poder recibir una educación superior, después de haber sido admitida recientemente en la Universidad de Erzurum para cursar estudios de informática.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 29 de septiembre de 2001