La falsa dentista de Fuenlabrada lleva 15 años perpetrando barbaridades en la boca de sus pacientes. En todo este tiempo, ni Sanidad, ni Consumo, ni jueces y fiscales, ni Ayuntamiento ni policía han sido capaces de hacer lo que se supone que es su cometido, que es proteger a los ciudadanos de delicuentes como esta persona, que, por cierto, sigue suelta y se dedica a atender a niños a domicilio.
La única solución que nos proponen a los afectados es contratar un abogado conjuntamente (para que nos salga más barato) e intentar presentar las más de ochenta denuncias que ya hay, colectivamente, para que no se sigan archivando y 'durmiendo' en los juzgados como ha pasado hasta ahora.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 29 de septiembre de 2001