Se esperaba goleada, pero al final fue un empate, y buena parte de los jugadores del Real Madrid la emprendieron con el árbitro. Los extraños preámbulos del gol de Fernando, el primero del Valladolid, resultaron la excusa perfecta. Los madridistas se quejaron amargamente de que fue un silbido, que ellos entendieron procedente del colegiado, lo que hizo que toda la zaga blanca se quedase estática. Tote, el delantero que juega en el Valladolid cedido por el Madrid, no se anduvo con tantos miramientos. Continuó la jugada con la aquiescencia del colegiado Téllez Sánchez antes de ceder el balón a Fernando, otro futbolista surgido de la Ciudad Deportiva, que no tuvo más que empujar a la red.
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Míchel Salgado fue el más crítico con la jugada, de cuyo origen culpaba a un jugador del Valladolid del que, sin embargo, no quiso desvelar el nombre. "El primer gol ha sido de risa. Un jugador de ellos ha silbado, y lo normal es que hubiese sido falta o un bote neutral. Parecía que era el del árbitro, que seguro que lo ha oído como yo, que estaba en la otra banda. Pero esta visto que el fútbol es para listos, y ellos lo han sido más", se lamentaba el lateral del Madrid.
Roberto Carlos también protestó la jugada al final del encuentro, aunque tirando la piedra y escondiendo la mano. "El primer gol ha sido por culpa de un silbido como el del árbitro, y el segundo en una falta que no ha sido. Cuando ganamos no hablamos del árbitro y tampoco lo vamos a hacer cuando perdemos, pero el colegiado debería reflexionar esta noche sobre su actuación". Menos vueltas le dio a la jugada Vicente del Bosque, siempre comedido. "Qué más da ahora. Ha subido al marcador", zanjó el técnico del Real Madrid.
Pepe Moré, entrenador del Valladolid, eludió también toda polémica. "Yo no he oído ningún pitido, y si el árbitro no pita la jugada sigue. Eso es lo que hemos hecho nosotros. Luego hemos marcado y ahí se acabó todo".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 30 de septiembre de 2001