Prudente, aunque decepcionado por el resultado final, Vicente del Bosque buscó la explicación al empate frente al Valladolid en el desgaste al que su plantilla se ha visto sometida en las últimas jornadas. "Hemos demostrado un excelente nivel de juego durante la primera mitad, pero luego hemos acusado el cansancio. El ritmo de partidos que llevamos hasta ahora ha terminado pasando factura, por lo que al ir por delante en el marcador nos hemos replegado un poco para poder salir al contragolpe, aunque al final no haya ocurrido así", explicó.
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Paradójicamente, Del Bosque diagnosticó la enfermedad, pero no le puso cura. Agotado, el Madrid bajó un par de velocidades en la segunda parte. En la recta final, a Figo se le veía exhausto, la presencia de Zidane disminuyó, Makelele perdió fortaleza, pero el técnico del Madrid no buscó refresco entre los suplentes. Del Bosque sólo realizó dos de los tres cambios permitidos, y uno de ellos, el de Morientes por McManaman, cuando el Valladolid ya había marcado el 2-2. Antes, en el minuto 76, Guti había entrado en sustitución de Munitis. En el banquillo se quedaron Celades, Solari, Geremi e Iván Campo, además de César.
"Es cierto. Puedo haber tenido algo de culpa por no haber refrescado al equipo, pero estaba convencido de que no era una cuestión de correr, sino de orden. He pensado que estábamos bien organizados y que, a lo mejor, un cambio podía romper ese orden".
Enfrente, Pepe Moré alabó la paciencia de su equipo, según él clave en el desenlace final del encuentro. "Hemos empezado muy mal, encajando un gol ya en el minuto cuatro, pero nos hemos ido aclimatando al campo y al rival y al final el dominio ha sido nuestro. No podíamos perder la paciencia y, pese a ir por debajo en el marcador, debíamos seguir jugando igual, sin volvernos locos".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 30 de septiembre de 2001