Schürrer permitió ayer al Betis seguir soñando con que este curso sí va a hacer algo grande. El gol en propia puerta del defensa isleño fue un claro síntoma del sinsentido que fue todo el partido, tedioso hasta la desesperación. El equipo de Fernando Vázquez, pastoso como ya se presentó en Málaga, no inquietó ni al recogepelotas, pero ayer sus planes se torcieron y el punto que descaradamente buscó para completar su periplo andaluz acabó evaporandose. Ni una sola ocasión nítida ante Prats disfrutó Las Palmas.
Por contra, el Betis más ofensivo empleado hasta el momento por Juande Ramos no cejó en su acoso a la puerta defendida por Nacho González. Tardó, sí, pero, una vez sobrepuesto al tedioso ritmo isleño, Casas, Amato, Denilson y, en menor medida, el ayer ausente Joaquín idearon mil y una formas de hacer saltar por los aires la compacta zaga isleña. Pero no fue ninguno de ellos. Fue Schürrer el que premió la constancia que puso el Betis por sobreponerse al tedio.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 1 de octubre de 2001