El debate de política general que se inicia hoy en el Parlamento catalán revalidará la alianza que mantienen Convergència i Unió (CiU) y el Partido Popular (PP) en Cataluña, a pesar de los últimos encontronazos entre ambos partidos a nivel estatal por la Ley de Estabilidad Presupuestaria y el veto a los magistrados propuestos por los nacionalistas para ocupar las vacantes del Tribunal Constitucional. La alianza CiU-PP atraviesa uno de sus peores momentos.
Los votos de ambos partidos (68, frente a 67 del bloque de izquierdas) se unirán para aprobar la mayoría de resoluciones parlamentarias, aunque los convergentes de Jordi Pujol intentarán sacar adelante otras con el apoyo de los independentistas de Esquerra Republicana, justamente para denunciar los arranques "antiautonomistas" del PP y los socialistas.
Los convergentes se esfuerzan en resaltar la importancia del debate que hoy comienza y en quitársela a la moción de censura que el socialista Pasqual Maragall ha anunciado para la próxima semana. La moción de censura se debatirá previsiblemente en la segunda quincena de octubre, con lo que en realidad se convertirá en la segunda parte del debate que hoy empieza.
Moción de censura
Maragall pretende conseguir que el debate de hoy y manaña tenga un elevado tono crítico, algo relativamente fácil si se tiene en cuenta que el minoritario Gobierno de CiU ha tenido que tragar en los últimos dos años muchas imposiciones del PP a cambio de que los conservadores le aseguren los 12 votos que necesita para mantenerse en el Parlamento.
Pujol basará su discurso en las realizaciones de los dos últimos años pero tiene previsto presentar también proyectos de futuro, con la intención de forzar a Maragall a explicar los suyos y dejarle sin nuevos argumentos para la posterior moción de censura. Es improbable que lo consiga, porque Maragall lleva meses preparando estos dos debates como uno solo en dos tiempos: el primero para la crítica de la gestión de Pujol y el segundo como presentación de su alternativa.
Los diputados de CiU han maniobrado en las últimas semanas para comprimir en un sólo día el debate de la moción, aprovechando la ambigüedad del reglamento de la Cámara, con la intención de reducir al mínimo posible su impacto en la opinión pública. Pero ni sus aliados del PP se han prestado a apoyarles en estos intentos.
Aunque la moción de censura socialista no tiene ninguna posibilidad de prosperar (CiU y PP suman la mayoría de votos y Esquerra Republicana ya ha anunciado que no la apoyará), los dirigentes de CiU se afanan en transmitir una tranquilidad más ficticia que real. En menos de un mes, Jordi Pujol deberá afrontar dos cara a cara con Pasqual Maragall, un candidato que le supera en intención de voto en las encuestas y que le ganó en votos, aunque no en escaños, en las últimas elecciones autonómicas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 2 de octubre de 2001