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La policía recuperó al árbitro de un atasco

El árbitro, el tinerfeño Manuel Pérez Lima, no pasó demasiados apuros durante el partido, pero vivió momentos de angustia hasta que llegó al campo de la ribera del Manzanares. Un atasco circulatorio tuvo la culpa y tres policías municipales la solución.

Tan mal lo vió el árbitro en la glorieta de Atocha, metido en su automóvil sin avanzar un milímetro mientras su reloj se tragaba los minutos, que avisó a los dirigentes del Atlético. Éstos recurrieron a José Camarero, el delegado gubernativo del Vicente Calderón, que envió a tres motoristas municipales en socorro del colegiado.

Con esta escolta policial el coche del colegiado, con el trio arbitral, se presentó en el campo apenas 30 minutos antes del comienzo del partido cuando lo recomendable es hora y media. El árbitro apenas tuvo tiempo para vestirme el uniforme, rellenar las actas del encuentro y saltar al terreno de juego.

La expedición del Recreativo de Huelva también contó con su peripecia. Necesitó hora y media para llegar al Calderón desde el hotel donde se hospedó, situado en la Plaza de Castilla.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 3 de octubre de 2001