Soy un apátrida que vive en Madrid y se siente, sobre todo ahora, de Madrid. Mi historia tiene poco de particular. Hace poco menos de un año que vivo aquí, y creo que alguien, no sé si Ruiz-Gallardón, un jefe de sección o un becario, me está haciendo la vida un poco más llevadera. No sé si me explico. Pertenezco a ese nosecuantos tanto por ciento de personas que después de un duro día de trabajo prefiere sentarse delante del televisor que no hacer otra serie de cosas que serían el doble de estimulantes intelectualmente. El caso es que me complace que, a los tres meses de vivir aquí, sólo pueda ver Tómbola con nieve, un buen programa de entrevistas sin necesidad de apuntarme a una plataforma digital, o una película como Suspense mientras se derrumban las Torres Gemelas de Nueva York. En fin, mi ocio es mío, ¿no?-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 3 de octubre de 2001