Entre el libro de Job y el de la Sabiduría se halla el Eclesiastés. 'Todo tiene su tiempo, y cuanto se hace bajo el sol tiene su hora'. Jordi Pujol aprovechó el debate de política general para mencionar la frase en cuestión desde la tribuna de oradores, pero la atribuyó -dubitativo- a san Pablo. Ayer definitivamente no era el tiempo o por lo menos no era el día de un Pujol gran conocedor de las virtudes de san Pancracio, de san Pafnucio o del más terrenal personalismo de Emmanuel Mounier.
El potente patronazgo celestial no estuvo al lado del presidente de la Generalitat. Contra lo que algunos vaticinaban, Pasqual Maragall hizo una buena faena. Los socialistas del Parlament respiraron. No faltaba quien temía una intervención etérea de su líder, seguida del consiguiente revolcón a cargo del presidente de la Generalitat. Pero no fue así. Frente a un Pujol que ha esgrimido un disperso muestrario de industria pesada, Maragall fue certero.
El primer round de este combate lo ha ganado por puntos el líder socialista, que se afianza como alternativa frente a un Pujol que ya ha anunciado su retirada y que no se halla en su mejor momento, sin duda víctima de las jaquecas que le provoca un oneroso pacto con el PP.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 4 de octubre de 2001