Recibir un mensaje de correo electrónico es cada vez más peligroso. Según MessageLabs, compañía británica especializada en seguridad informática, uno de cada 300 e-mails que circulan por la red va acompañado de algún virus. Se calcula que en el año 2008 la proporción será de un portador por cada 10 mensajes, y que el porcentaje podría alcanzar cotas del 50% (1 de 2) y 75% (3 de 4) en los años 2013 y 2015, respectivamente.
Las consecuencias son impredecibles, pero los antecedentes hacen prever el colapso. En epidemias víricas anteriores, como las producidas por Melissa, I love you o Nimda, numerosas compañías tomaron la decisión de desconectar sus servidores de correo electrónico.
La idea de 'cerrar el grifo' es una medida preventiva que pretende poner fin a la entrada de copias del especimen en cuestión; sin embargo, se trata de una solución que acarrea cuantiosas pérdidas económicas y que impide temporalmente el acceso a la red.
El género de patógenos capaces de autoextenderse por medio del correo electrónico, denominados gusanos de Internet, comenzó a popularizarse en 1999. El precursor, llamado Happy99, de origen francés, sorprendió a propios y extraños ocultándose tras una representación gráfica de fuegos artificiales que conmemoraba la llegada del nuevo año. Desde entonces, los contagios vía disquete han desaparecido y la única vía de propagación de un virus es el correo electrónico.
A pesar de las constantes alertas y las numerosas llamadas a la cautela, la mayor parte de los internautas sigue abriendo correos con ficheros adjuntos no solicitados. Esto se debe, en gran medida, a que los gusanos suplantan la identidad de los usuarios afectados, y se envían a las direcciones que éstos emplean.
La mayor amenaza, no obstante, la constituyen algunos de los virus de nueva generación, como BubbleBoy, Kak o el reciente Nimda, al ser capaces de activarse con la simple lectura de un e-mail portador.
MESSAGELABS: www.message.labs.com
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 4 de octubre de 2001