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Pipilotti Rist define el vídeo como pinturas que se mueven detrás del cristal

El Museo Nacional Reina Sofía, de Madrid (Santa Isabel, 52), ha montado 'unas salas impactantes y hermosas', según su director, Juan Manuel Bonet, con cinco videoinstalaciones de la artista suiza Pipilotti Rist (Rheintal, 1962). La exposición Apricots along the street se plantea como una antológica de la artista desde 1994, una de las figuras del videoarte de mayor proyección internacional, que en España sólo había presentado alguna pieza en Barcelona y Madrid.

'Amo el vídeo con todas sus desventajas; por ejemplo, la mala resolución, y lo veo como pinturas que se mueven detrás del cristal'. Esta posición de la artista, que no se pudo desplazar a Madrid por su embarazo, se puede seguir en las cinco videoinstalaciones que se han montado en la planta tercera del museo -hasta el 2 de enero-, un proyecto del crítico Rafael Doctor de la época del anterior director, José Guirao. Las piezas se completan con un libro de la artista que lleva el título de la exposición y está pendiente de su edición en Nueva York. Las imágenes y la música ocupan las grandes superficies sobre las que se proyectan cuatro videoinstalaciones, junto con el montaje de The room, donde figuran un enorme sofá, un sillón y una lámpara y una pantalla de televisión normal. Con un gran mando a distancia, se pueden seleccionar 14 piezas del Canal de Pipi. Juan Manuel Bonet encuentra en esta obra un tratamiento irónico y mucha plasticidad en su visión artística.

El comisario, Rafael Doctor, que se despide del museo tras montar 28 exposiciones en el Espacio Uno -que será coordinado por Amelie Aranguren-, declaró ayer que la obra de Pipilotti Rist se relaciona con la cultura del presente, de imágenes y música, 'un capítulo actualizado de la cultura pop no sólo visual, sino también vital'. 'La música, las luces, los personajes, los espacios utilizados o construidos y las historias contadas nos llevan hacia un lugar nuestro y en el que solemos participar de diversa manera'. La artista también piensa en el espectador al plantear en sus videoinstalaciones 'lo natural y lo salvaje y una mezcla agridulce' que se extiende por las grandes superficies del museo.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 4 de octubre de 2001