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El Pentágono exige el apoyo saudí tras garantizar que no se perseguirá a los árabes

Mil soldados de infantería de montaña estadounidenses, enviados a Uzbekistán y Tayikistán

El Gobierno de EE UU quiere convencer a sus principales aliados árabes de la solidez de sus pruebas contra Osama Bin Laden. La participación de países como Arabia Saudí y Egipto en la coalición antiterrorista es considerada esencial por la Casa Blanca. El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, inició ayer en la capital saudí una gira cuyo objetivo es dar garantías de que no se persigue a los musulmanes y asegurarse de que los Gobiernos de la región proporcionan información sobre los terroristas. Mil soldados estadounidenses de infantería de montaña llegarán en los próximos días a Uzbekistán y Tayikistán.

Será la primera vez que la infantería estadounidense pisa repúblicas ex soviéticas. "No vamos a pedir a los saudíes que nos dejen utilizar las bases en su territorio para lanzar incursiones contra Afganistán", precisó Rumsfeld durante una escala en Irlanda. Arabia Saudí, que alberga La Meca y es el epicentro religioso del islam, no quiere que se repitan reacciones como las ocasionadas por su directísima implicación en la guerra del Golfo en 1991; una de ellas fue la creación de Al Qaeda y el inicio de la campaña terrorista de Osama Bin Laden contra objetivos estadounidenses. El secretario de Defensa dijo que el Gobierno del presidente George W. Bush respetaba "las circunstancias de los Gobiernos de la zona" y que lo fundamental era "la larga relación" entre Washington y Riad.

Su portavoz, Victoria Clarke, añadió que la gira, que debía proseguir por Egipto, Omán y Uzbekistán, tenía como objetivo "hablar de la campaña antiterrorista, mantener consultas al más alto nivel y pedir la máxima cooperación en materia de información y espionaje". La Casa Blanca desea que las potencias árabes se sientan bien tratadas y en pie de igualdad con aliados estadounidenses tan firmes como los europeos. El ministro saudí de Defensa, Sultan Ben Abdel Aziz, afirmó que su país estaba "seguro" de que EE UU no atacaría ningún país árabe. Desde El Cairo, el jefe de la diplomacia egipcia se manifestó exactamente en el mismo sentido. "Estamos seguros de que EE UU no atacará ningún país árabe y no voy a decir nada más", puntualizó Ahmed Maher.

El hecho de que sea el responsable de Defensa y no el secretario de Estado Colin Powell quien desempeñe esa misión diplomática ha causado cierta extrañeza. "Rumsfeld es el hombre idóneo para la misión", comentó el portavoz presidencial Ari Fleischer. Rumsfeld sería, en cualquier caso, el hombre adecuado para ofrecer incentivos en forma de venta de armamentos, dentro de la estrategia del palo y la zanahoria (castigo a quienes no se unan a la coalición y premio para quienes sí lo hagan) desarrollada por Washington.

Mientras, prosiguen los preparativos militares. El pronto envío de más de mil soldados de la Décima División de Montaña a Uzbekistán y Tayikistán es altamente significativo. Son las primeras tropas regulares de infantería que participarán en el despliegue, limitado hasta ahora a unidades de operaciones especiales, fuerzas aéreas y fuerzas navales.

Pero lo más revelador es que el Pentágono ha advertido a los mandos de la Décima División de Montaña, con base en Siracusa (Nueva York), que dentro de seis meses deberán tener listos para el combate a otros mil efectivos con el fin de que sustituyan a los que deben emprender viaje en unos días. La campaña militar se plantea, por tanto, como una operación muy larga.

Victoria Clarke explicó que la infantería ligera de montaña tiene una doble misión en Asia Central. Su función básica consistirá en garantizar la seguridad terrestre a los cazabombarderos y a las operaciones de búsqueda y rescate. Adicionalmente, constituirán una "fuerza de reacción rápida" que deberá auxiliar a los comandos de operaciones especiales que sufran problemas durante sus incursiones al interior de Afganistán.

Varios grupos de operaciones especiales están ya en Uzbekistán y Tayikistán, muy cerca de la frontera afgana. Según la portavoz del Pentágono, por el momento se limitan a "efectuar contactos" con los grupos antitalibán integrados en la Alianza del Norte, para evaluar sus necesidades y la forma de reforzarles en su guerra contra el régimen guerrillero-religioso de los talibán, que domina más del 90% del territorio afgano.

La Operación Libertad Duradera se diseña como una cadena de intervenciones rápidas y limitadas, de tipo guerrillero, a diferencia de la exhibición masiva de fuerzas de infantería, artillería y caballería blindada en que se basó la Operación Tormenta del Desierto de la guerra contra Irak hace ahora diez años.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 4 de octubre de 2001