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Los europeos no se libran de las colas ante la Delegación del Gobierno

Si alguien pensaba que las colas ante la Delegación del Gobierno sólo las sufren los inmigrantes de los países pobres estaba muy equivocado. Todas las mañanas a horas muy tempranas, incluso de madrugada, decenas de estudiantes europeos, ejecutivos alemanes y hasta directivos de multinacionales se mezclan por unas horas con los inmigrantes menos favorecidos y comparten espera ante la Delegación del Gobierno en Barcelona. El objetivo de la mayor parte de ellos no es otro que conseguir el NIE, el número de identificación de extranjero, que les sirve para realizar pequeños trámites burocráticos como abrir una cuenta corriente en España. No son pobres, pero también las pasan moradas. Son las otras víctimas del caos de las oficinas de Extranjería de Barcelona.

'Puedo comprender que haya esperas, pero no este descontrol', afirma Sylvie, una belga que ha tenido que ir varias veces a hacer cola porque siempre le acaba faltando algún papel. 'Aquí nadie te informa, puedes estar horas esperando en una cola y luego te dicen que tenías que estar en otra', explica esta estudiante de doctorado.

Ludovic, un estudiante francés de 21 años, quedó impresionado por cómo se forman las colas. 'Si no estás allí de madrugada te quedas sin ser atendido'. Lo que más le soprendió fueron los números que se reparten para asignar turno. 'Te dan un papel con el número, es como ir a la tienda'. Normalmente se reparten unos 100 números a primera hora de la mañana. A las nueve y cinco minutos ya no quedan. Los que llegan más tarde, casi siempre se quedan fuera.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 5 de octubre de 2001