La comunidad rusa de Israel -un 18% de su población y un 20% del censo electoral- se ha visto sacudida por una nueva catástrofe. Apenas se habían cumplido cinco meses del atentado palestino perpetrado en Tel Aviv contra la sala de fiestas el Delfinarium, el 1 de junio, en el que murieron 21 adolescentes de familias de emigrantes rusos, cuando un avión Tupolev estallaba ayer sobre el mar Negro. El temor de que la catástrofe del avión hubiera estado provocada por un atentado terrorista estuvo sobrevolando ayer por encima del aeropuerto más importante del país: 'No descartamos ninguna posibilidad, ni siquiera la de un atentado', aseguró David Ofir, uno de los portavoces de la terminal.
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Los responsables de la torre de control del Ben Gurión comentaban que, desde las diez de la mañana, cuando el aparato había despegado del aeropuerto, habían perdido el control del mismo. La última noticia que tuvieron del avión fue que había estallado encima del mar y se había hundido en las aguas. Las mismas fuentes eran incapaces de aclarar si se trataba de un hecho habitual, ya que el aparato había salido de su jurisdicción o se insinuaba una situación anómala o un hipotético secuestro. La confusión era total, hasta el punto de que nadie sabía si el avión, después de despegar de Tel Aviv, había hecho una escala en un aeropuerto de Bulgaria y había recogido a un nuevo pasajero.
Aeropuerto clausurado
El Gobierno de Israel clausuró ayer el aeropuerto internacional Ben Gurión, en Tel Aviv, que fue reabierto a última hora de la tarde, como medida de precaución. No habrá, sin embargo, medidas excepcionales de seguridad para los futuros viajeros que acudan a esta terminal de vuelo, según recalcó un portavoz de los equipos de control: 'No podemos hacer nada más', señaló, 'estamos ya trabajando al cien por cien en lo que se refiere a seguridad'.
'Por ahora estamos recogiendo información. No excluimos ninguna pista', repetía una y otra vez un portavoz oficial del Ministerio de Transportes de Israel, quien tampoco parecía muy convencido de la información difundida por Estados Unidos y manifestó que se trataba de un accidente militar provocado por un misil.
El primer ministro israelí, Ariel Sharon, indicó ayer que su país y Rusia han decidido cooperar en la investigación sobre el accidente. 'Hablé con el presidente ruso y ambos decidimos una cooperación total entre nuestros países para investigar las circunstancias de esta catástrofe', dijo Sharon.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 5 de octubre de 2001