La asociación Cicerón, que gestiona el reformatorio El Pinar (Fuencarral), ha aumentado su plantilla con ocho nuevos educadores cumpliendo las exigencias de la Comunidad, titular del recinto, tras registrarse repetidos motines y fugas en sus instalaciones. Pedro Rodrigo, gerente de Cicerón, explicó ayer que, desde finales de agosto, El Pinar dispone de 33 educadores, frente a los 25 que había antes, y de siete vigilantes permanentes (hasta ahora eran cuatro). Este centro, en régimen cerrado, para delincuentes menores de 18 años es el único, de los cuatro que hay en la región (El Pinar, Renasco, Altamira y El Madroño), regentado por una empresa privada.
El incremento del número de vigilantes y educadores no ha logrado acabar con las revueltas. Hace una semana 10 internos se amotinaron, armados con barras y palos, causando destrozos hasta que acudió la policía. En junio se vivió un episodio similar. Desde el 13 de enero, cuando abrió este reformatorio, se han producido cuatro fugas y cinco intentos fallidos. El centro, con 40 plazas, alberga a 27 chicos. Responsables de la Comunidad explican que, con la nueva Ley Penal del Menor, que eleva a los 18 años la edad de ingreso en prisión, a los reformatorios llegan chavales de más edad y algunos con experiencia carcelaria, lo que crea mayor conflictividad.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 5 de octubre de 2001