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Crónica:ASAMBLEA | PREGUNTAS CON RESPUESTA

Cicerón en el Parlamento

El puñal de Catilina, o al menos su recuerdo, recorrió ayer los escaños del Parlamento vallecano. Se hablaba de muertes, de asesinatos, de inseguridad. Y el portavoz socialista, Pedro Sabando, trataba de convencer al presidente de la Comunidad, Alberto Ruiz-Gallardón, de que propiciara la creación de una mesa de coordinación de las distintas policías ante la escalada de criminalidad que padece la región.

Y fue entonces cuando recurrió a la famosa invocación que ante el crimen -bien es verdad que de otro tipo- pronunciara el maestro de oradores Marco Tulio Cicerón: 'O tempora, o mores'. Porque Cicerón se quejaba de esos tiempos y esas costumbres que habían cambiado tanto que permitían a Catilina señalar desde su escaño en el Senado romano a quién asesinar, con el silencio de los senadores como cómplice. Y Sabando recordaba a Ruiz-Gallardón los tiempos en los que éste había dicho que no sería una 'voz en el silencio' .

El mismo silencio que reprochara Cicerón a los senadores. 'Qué tiempos', insistía el portavoz socialista, 'cuando usted parecía más preocupado por los problemas de los madrileños'. Cicerón mismo, ya digo. Más cercano, el poeta José Agustín Goytisolo escribió: 'Lamentar el pasado nada cambia: / ni el olvido ni el daño ni el rencor'.

Pero uno y otro estuvieron bien. En su sitio. Aunque no coincidieran en cifras: el presidente hablaba de que las muertes violentas habían bajado un 11% en lo que llevamos de año en relación con el mismo periodo de 2000, y Sabando replicaba, por contra, que estos delitos han subido un 130%. Quizás ambos tenían razón: porque el socialista hablaba sólo de asesinatos, de muertes por puñal y por pistola; mientras que, posiblemente, el presidente incluía en la estadística del año pasado no sólo eso, sino todo tipo de homicidios (por imprudencia, accidentes con fuga...)

Y, hablando de delitos, el socialista Francisco Contreras acusó de plagio a la consejera de Servicios Sociales, Pilar Martínez. Le dijo que había copiado al PSOE la creación de la Dirección General de Migraciones. 'Es un plagio', le espetó. 'Y, además, mal hecho'. La consejera, muy suelta, lo negó todo, y replicó: 'Lo que pasa es que ustedes no hacen política de sociedad'. Que no es lo mismo que política social.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 5 de octubre de 2001