Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
OPINIÓN DEL LECTOR

Próxima estación

Me dirijo a ustedes para hacer pública mi indignación, como usuario de la red de metro de Madrid, por la invasión publicitaria de la que ha sido objeto la estación de Ciudad Universitaria. Una conocida marca transnacional ha ocupado con sus mensajes no sólo las vallas destinadas a la publicidad, sino las paredes y los suelos de pasillos, vestíbulos e incluso taquillas. El contenido de los mensajes, en los que se utiliza la imagen de la mujer de forma más que cuestionable, ensalza valores tan 'deportivos' y 'edificantes' como la agresividad física y verbal, la competitividad y el oportunismo. Resulta bochornoso que un espacio público se haya convertido en inmeso anuncio de una firma privada. Más lamentable aún el que esa firma sea tristemente conocida por estar en el punto de mira de numerosas ONG debido a su comportamiento ético. Para quien no lo sepa (parece que el Consorcio de Transporte de Madrid lo ignora), ha sido reiteradamente denunciada porque sus productos se fabrican en empresas del Tercer Mundo en las que se violan sistemáticamente los derechos de los trabajadores y se explota a la infancia.

Para mayor oprobio, la estación-anuncio es la situada en el corazón del campus de la Universidad Complutense, lugar donde se supone que deben formarse las nuevas generaciones sobre la base de valores democráticos de defensa y de lucha por los derechos humanos. ¿Cómo es posible que la Comunidad de Madrid consienta este 'novedoso' tipo de publicidad, apología de la agresividad e invasora del espacio público? ¿Cómo es que el colectivo universitario no reacciona ante semejante ofensa a sus principios? ¿Cuál será la próxima vuelta de tuerca? ¿Incluir en el escudo complutense o en el rombo del metro el logo de esa firma?

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 6 de octubre de 2001