Al ecónomo del arzobispado de Valladolid le pillan mintiendo a la Comisión parlamentaria del caso Gescartera sobre su condena en un pleito civil. ¿Es eso testimonio de vida cristiana? ¿Va a ser despedido de su puesto de trabajo? ¿Mentir a una comisión parlamentaria es tan grave como que tome copas con los amigos una profesora de religión? ¿Se van a callar esperando a que escampe la Comisión Episcopal, el obispo de Málaga, el de Almería y todos los que tanto han hablado de coherencia y de moral católica con el turbio asunto de las profesoras pecadoras que se casan con un divorciado y toman copas con amigos? Espero respuestas o silencios no con interés -estaríamos buenos-, pero sí con curiosidad.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 6 de octubre de 2001