Me resulta difícil entender las palabras de los señores Durán i Lleida y Fernández-Miranda. El primero dice que Cataluña 'no es un puerto franco', que aquí no caben más extranjeros y pide más contundencia, o sea, más expulsiones. Una paradoja, si tenemos en cuenta que este político, si no estoy equivocado, no nació en esta comunidad autónoma.
El señor Fernández-Miranda intenta equiparar a un grupo de terroristas con los seguidores de una religión compuesta por unos 1.300 millones de personas en el mundo. No satisfecho con este argumento, tan engañoso como erróneo, pretende hacer entender a la gente que es conveniente no reconocer a los extranjeros sin papeles los derechos de sindicación, asociación, reunión y manifestación. Detalle éste que debería recordarnos a medidas que solían usar regímenes represivos del pasado.
Creo que estos políticos deberían ser responsables de sus palabras y pensar que aún puede haber alguien que tome en serio sus opiniones.
Lástima que se aprovechen del miedo y la desinformación y obvien las soluciones sólo para optimizar sus rentabilidades electorales.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 6 de octubre de 2001