Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
OPINIÓN DEL LECTOR

Homenajes que son insultos

Siempre he creído que las personas se hacen acreedoras de homenajes en la medida que sus acciones y/o las consecuencias de las mismas aportan algo positivo y beneficioso a su entorno particular o a la sociedad en general. La expresión '¡date un homenaje!' tiene incluso ese sentido lúdico de que uno mismo es merecedor de algún reconocimiento.

Por eso, y a pesar de que ya forman parte de nuestro folclore particular, nunca he comprendido que personajes cuyas acciones delictivas están juzgadas y condenadas reciban alabanzas públicas cuando han finalizado sus condenas, o cuando se cumplen aniversarios de infausto recuerdo.

Estos personajes son recibidos y paseados por sus lugares de origen como auténticos héroes o heroínas, a menudo en las mismas narices de sus víctimas. Y, sinceramente, no creo que asesinar, secuestrar, perseguir, torturar, destruir bienes públicos y privados y atemorizar a la población sean motivos de orgullo para nadie. Y que estos actos laudatorios se celebren son un insulto a la memoria de las víctimas y nos denigra como ciudadanos. Hablando sobre este tema con un buen amigo mío, suele decir que nuestro problema realmente lo es, pero de naturaleza psiquiátrica. Urge recuperar cuanto antes nuestra salud mental.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 6 de octubre de 2001