Las selecciones de Francia y Argelia, que se enfrentaban ayer en París, por primera vez desde 1962, tuvieron que interrumpir el partido en el minuto 75, cuando los anfitriones ganaban por 4 goles a 1. El motivo de dicha interrupción fue la invasión del césped por parte de una marea de aficionados argelinos o de origen argelino que, de uno en uno primero, luego ya en grupos más numerosos, saltaron al campo llevando la bandera de su país.
"Es una lástima que unos pocos energúmenos hayan estropeado la fiesta de todos", dijo la ministra de Juventud y Deportes, la comunista Marie-George Buffet, con el rostro enrojecido debido al impacto de una botella de plástico lanzada desde una tribuna superior. Su colega Elisabeth Guigou, ministra de Empleo y Solidaridad, tuvo que acudir a la enfermería para que cosieran la pequeña brecha que le causó una lata de cerveza.
El partido, a pesar de ser amistoso, estaba calificado como de "alto riesgo". Para entrar en el estadio hubo que superar controles de metales y cacheos, las fuerzas del orden rodeaban el recinto y el mismo sábado por la mañana se produjeron detenciones de algunos integristas islámicos. Cuando sonaron los himnos, el argelino fue unánimemente aplaudido pero La Marsellesa sonó en medio de una gran pitada. Zinedine Zidane, que sólo jugó durante el primer tiempo, escuchó el himno francés con expresión preocupada, como temiendo la absurda forma en que todo aquello iba a acabarse.
Candela, Petit y Henry hicieron subir al casillero los tres primeros goles de los azules y Djamel Belmadi, al sacar una falta, acortó distancias. Luego, tras apenas jugar diez minutos, Pires marcó de nuevo para los campeones del mundo, que controlaban el partido sin dificultades hasta que el árbitro portugués tuvo que interrumpirlo y suspenderlo.
La selección de fútbol argelina, que empezó a existir en la práctica desde 1958, cuando el país aún no era independiente y un puñado de futbolistas repitió la experiencia del Hungaria, equipo nacional de húngaros exilados debido a la invasión soviética de 1956, no entró dentro de la legalidad deportiva hasta 1962, tras los llamados acuerdos de Evian. La mayoría de sus jugadores jugaba o había jugado en Francia y ayer mismo, de un total de 27 seleccionados en un primer momento, 12 están inscritos en la liga gala.
El hipotético contenido político de los incidentes no llegó a concretarse. Los manifestantes se mostraron más como meros hooligans que como portavoces de alguna idea o creencia y pusieron el peor posible al que ya parece el partido imposible.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 7 de octubre de 2001