Nada le podía venir mejor a Brasil que enfrentarse a Chile, al colista del grupo de clasificación, una selección que hace tiempo dimitió de cualquier lucha, por mucha dignidad que ayer pusiera en el empeño. Brasil ganó, lo que era imprescindible, y se gustó, lo que tratándose de quien es resulta casi obligado. Conquistó una victoria que se resistió durante algo menos de una hora, el tiempo que aguantó Chile con cierta entereza. La selección brasileña continúa aferrada a la cuarta y última plaza que da acceso directo al Mundial. Dos partidos le quedan por jugar, frente a Bolivia y Venezuela, y supera en dos puntos a su inmediato perseguidor, Uruguay, que ayer empató (1-1) ante Colombia e hizo aún mayor la felicidad de los brasileños.
MÁS INFORMACIÓN
A diferencia de lo que venía ocurriendo, Brasil tuvo momentos brillantes, ráfagas de buen juego que se echaban de menos. Y jugó bien, sobre todo, cuando Denilson -cuya entrada exigió la hinchada- saltó al césped y contagió su inspiración al resto, especialmente a sus compañeros de ataque. Fue uno de ellos, Edilson, quien, con un magnífico control y un sutil toque de balón, hizo el 1-0. Poco después, Rivaldo logró el segundo merced a un zurdazo que llegó tras un acrobático y poco ortodoxo vuelo. Pero las alegrías de Brasil siempre son relativas en los últimos tiempos, como demuestra que Roberto Carlos tuviera que retirarse por un golpe. Por otra parte, Estados Unidos se convirtió en la 21ª selección clasificada al derrotar a Jamaica por 2-1.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 8 de octubre de 2001