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EE UU utiliza el espacio aéreo de Pakistán

Pakistán pasó anoche su primera prueba de fuego. El Gobierno se reunió casi a la misma hora en que se producían los bombardeos sobre Afganistán. "Pakistán ha hecho todo lo que ha podido para evitar este momento", aseguró un portavoz tras la reunión del Gabinete.

La misma fuente confirmó que aviones estadounidenses habían utilizado el espacio aéreo paquistaní. Las calles permanecían tranquilas en las principales ciudades del país, aunque se apreciaba mayor presencia policial. Hoy, va a ser un día de manifestaciones. El presidente, Pervez Musharraf, se dirigirá a la nación esta tarde.

"Esperamos que la operación de Estados Unidos y sus aliados se dirija claramente a objetivos terroristas, de acuerdo con las resoluciones de la ONU", manifestó Riad Mohamed Khan, portavoz del Ministerio de Exteriores. "Confiamos también en que se minimicen los daños al pueblo afgano y que termine pronto", añadió Khan. El portavoz confirmó la utilización del espacio aéreo paquistaní para la operación sin dar más explicaciones. La Autoridad de Aviación Civil aseguró que todos los aeropuertos de Pakistán estaban abiertos.

Fuentes periodísticas en Quetta, una ciudad cercana a la frontera con Afganistán, daban cuenta esta madrugada de una inusitada actividad aérea. "Hacia la una y media hemos oído varios aviones sobrevolando la ciudad, pero las autoridades insisten en que son aparatos paquistaníes", relató a EL PAÍS Arfan Said de la agencia Online. Durante todo el fin de semana hubo rumores sobre la eventual utilización de la base Samjli, colindante al aeropuerto a raíz de la expulsión de la zona de varios centenares de refugiados afganos.

Aunque Quetta permanecía tranquila a decir de sus residentes, el Gobierno provincial de Baluchistán decretó el estado de emergencia y suspendió las clases en todas las instituciones de enseñanza durante tres días. La guardia de fronteras se desplegó en la capital. Las medidas están obviamente dirigidas a evitar manifestaciones antiamericanas y de apoyo a los talibán. La proximidad de Afganistán, a apenas un centenar de kilómetros, y los vínculos familiares que unen a los habitantes de uno y otro lado de la frontera hacen de Quetta una ciudad especialmente sensible a los ataques estadounidenses.

Pakistán afronta una fuerte contestación a su apoyo a Washington por parte de los extremistas islámicos. Desde el inicio de la crisis a raíz de los atentados del 11 de septiembre, los partidos religiosos radicales han explotado el sentimiento antinorteamericano de buena parte de la población y las simpatías hacia el país vecino para tratar de atraer a la población a sus manifestaciones. Aunque estas han sido numerosas y ruidosas, sólo han logrado movilizar a unas decenas de miles de ciudadanos en un país de 140 millones de habitantes.

Precisamente en previsión de posibles incidentes, las autoridades paquistaníes mantuvieron ayer en arresto domiciliario a uno de los dirigentes islámicos más radicales, el maulana Fazlur Rehman, aunque la medida fue levantada a última hora.

Por otra parte, ayer se supo que Pakistán ha congelado las cuentas bancarias de 146 dirigentes talibán, 10 árabes vinculados Osama Bin Laden y 3 compañías afganas (la línea aérea Ariana y dos bancos). La decisión no se ha adoptado ahora, a raíz de los atentados. Según el diario Dawn, dos circulares del Banco de Pakistán pidieron el pasado enero y de nuevo en agosto que los bancos que operan en este país congelaran esos depósitos.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 8 de octubre de 2001